Claire llegó a casa de Anna Chapel a media tarde.Anna vivía en una zona de calles sin salida justo al otro lado del Orion College,y la única forma de llegar hasta allí era atravesando el campus.Se trataba de un barrio residencial para los profesores de la universidad,y las viviendas habían sido construidas a la vez que el campus,hacía cien años.La intención era mantener a la comunidad académica lo más aislada posible.Una sabia decisión,teniendo en cuenta la oposición que suscitó en aquella época una escuela universitaria para mujeres.Actualmente,el rector aún tenía allí su residencia,y unos cuantos profesores,incluida Anna,vivían en las casas primogenias.
Sin embargo,en el barrio ahora predominaban familias jóvenes que no tenían ninguna relación con la comunidad universitaria.Simplemente,les gustaba la intimidad y la seguridad del lugar.
-Claire,bienvenida-dijo Anna cuando abrió la puerta principal y vio a Claire en el porche con una nevera portátil de productos que necesitaban una refrigeración inmediata.Se apartó a un lado y dejó pasar a Claire-.Ya conoces el camino¿Necesitas ayuda?
-No gracias,ya puedo yo sola-contestó Claire,aunque el final de la primavera y el verano eran las épocas en que tenía más trabajo y contaba con menos ayuda.Claire solía contratar a estudiantes de primero de cocina en Orion para que la ayudaran durante el curso académico.A fin de cuentas,no eran de Bascom,y las únicas preguntas que le hacían estaban relacionadas exclusivamente con el ámbito culinario.A causa de pésimas experiencias vividas,siempre que podía evitaba contratar a personal local.La mayoría esperaba descubrir algo mágico o,como mínimo,acceder al manzano del jardín trasero,con la esperanza de averiguar si la leyenda que circulaba por el lugar era cierta:a saber,que las manzanas les dirían cuál iba a ser el acontecimiento más importante de sus vidas.
Claire fue a la cocina,guardó las cosas en el frigorífico y luego dejó abierta la puerta y metió el resto de lo que llevaba a través de la puerta trasera.La cocina de estilo rústico no tardó en cobrar vida con el calor humeante y el poderoso aroma que acabó adueñandose de todos los rincones de la casa.Recibía a los invitados de Anna como si fuera el beso en la mejilla de una madre,como si los acogiera en sus propio hogar.
Anna siempre quería usar su vajilla,unos pesados platos de cerámica que hacía ella misma,de modo que Claire dispuso la ensalada primero en las ensaladeras,y estaba a punto de servirla cuando Anna le comunicó que todos los comensales acupaban ya sus asientos.
El menú de esa noche consistía en ensalada,sopa de yuca,solomillo de cerdo con relleno de capuchinas,cebollino y queso de cabra,sorbete de hierbaluisa entre platos y la tarta blanca de violetas de postre.Claire estaba muy atareada controlando la comida que tenía en el fuego,colocándola en los platos,sirviéndolos y luego retirándolos ágil y discretamente una vez que los comensales habían dado buena cuenta de ellos.Se trataba de un encargo tan formal como cualquiera de los que solía ocuparse,pero aquellos invitados eran todos profesores de arte con sus respectivos cónyuges,personas desenvueltas e inteligentes que se servían ellas mismas el vino y el agua y que sabían apreciar la vertiente creativa de la comida.Cuando tenía que trabajar sola,Claire no se centraba en la gente, sino solo en su contenido,que esa noche era especialmente agotador,teniendo en cuenta que la noche anterior había dormido sobre el suelo duro de su jardín.Sin embargo,aquello también tenía su lado positivo,pues nunca se le había dado demasiado bien el trato personal con la gente.
Aunque lo cierto es que sí se había fijado en aquel hombre.Estaba sentado dos sitios más allá de Anna,que presidía la mesa.Todos los demás seguían los platos con la mirada a medida que estos iban haciendo su aparición en la sala y se los colocaban delante,pero él,en cambio,solo la miraba a ella.Su pelo oscuro le llegaba casi hasta los hombros,tenía los brazos y los dedos largos,y las caderas mucho más generosas que las de cualquier otro hombre que ella hubiera conocido.Aquel hombre era un peligro.
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El jardín de los hechizos
ParanormalDos mujeres con el corazón herido,un árbol que predice el futuro,un hombre enamorado que no teme exponerse al dolor... Para escapar de la pesadilla en que se ha convertido su vida y,sobre todo,para proteger a su hija, Sydney Wawerley decide regresar...