CAPITULO 7

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La mañana siguiente a la cena en casa de Anna Chapel, Claire salió al jardín a buscar una cesta de menta.Se disponía a empezar a preparar el menú del almuerzo anual de la Asociación de Amigas de la Botánica,que debía celebrarse en Hickory el viernes.Como eran botánicas aficionadas,les gustaba la idea de las flores comestibles.Constituían un grupo de ancianas excéntricas,de modo que pagaban bien y podían recomendarla a muchísimos clientes potenciales.Era un golpe de suerte haber conseguido aquel encargo,pero le suponía mucho trabajo,así que tendría que espabilarse y contratar a alguien de allí para que la ayudase a servir.El jardín estaba vallado por una gruesa verja metálica,como si fuera un cementerio gótico,y la madreselva que trepaba por ella tenía al menos dos palmos de espesor en determinadas partes,por lo que el lugar quedaba completamente aislado.

Incluso la puerta de la verja estaba cubierta de madreselva,y el agujero de la cerradura era una muestra secreta que solo unos pocos eran capaces de encontrar.
Cuando entró,la vió inmediatamente.
Ahí,en mitad del tupido encaje de estilo Reina Ana estaban brotando unas diminutas hojas de hiedra.
Hiedra en el jardín.De la noche a la mañana.
Con aquella señal,el jardín le decía que algo estaba intentando entrar,algo que era bonito y que parecía inofensivo pero que lo invadiría todo a la menor oportunidad.Arrancó la hiedra con rapidez y hundió las manos para buscar las raíces,pero entonces reparó en un tallo recubierto de pelusa y decidió poner remedio de inmediato.

Con las prisas,no había cerrado la puerta del jardín tras ella,y una media hora más tarde volvió la cabeza de golpe,sorprendida,cuando oyó el crujido de unos pasos en el sendero de gravilla que serpenteaba alrededor de las flores,era Tyler, que traía una caja de cartón para paquetes de leche y estaba mirando a su alrededor como si acabase de entrar en un lugar encantado.Allí todo florecía a la vez,incluso en una época del año en que se suponía que no debía florecer.Se detuvo de pronto cuando descubrió a Claire de rodillas,arrancando las raíces de la hiedra bajo la planta de lilas.La miró como si tratase de vislumbrarla en la oscuridad.

-Soy Tyler Hughes-dijo,como si ella no lo reconociese-,el vecino de al lado.
Ella asintió con la cabeza.
-Me acuerdo.
Se acercó a ella.
-Manzanas-dijo,agachándose a su lado y depositando la caja en el suelo-.Se cayeron del otro lado de la valla...He traído una docena al menos.No sabía si las utilizabas para preparar tus encargos,así que se me ha ocurrido traértelas.He llamado.

Claire apartó la caja de él con la máxima delicadeza posible.
-No,no las utilizo,pero gracias de todos modos.¿Es que no te gustan las manzanas?
Negó con la cabeza.
-Solo las como de vez en cuando.No me explico cómo han ido a parar a mi jardín,la verdad.El manzano está demasiado lejos.

No mencionó que hubiese tenido ninguna visión,cosa que para ella supuso un gran alivio.No debía de haberse comido ninguna.
-Habrá sido el viento-dijo ella.
-Es curioso,porque los manzanos del campus no tienen manzanas maduras en esta época del año.
-Este manzano florece en invierno y produce manzanas toda la primavera y el verano.
Tyler se levantó y se quedó mirando el árbol.
-Impresionante.
Claire lo miró por encima del hombro.El manzano estaba situado hacia el fondo.

No era muy alto,pero se desplegaba a lo largo y a los costados.Sus ramas se extendían como los brazos de una bailarina,y las manzanas nacían en los mismísimos extremos,como si sostuvieran la fruta en la palma de las manos.Era un árbol viejo y hermoso,con la corteza grisácea arrugada y desprendiéndose en algunas partes.El único césped en el jardín era el que rodeaba al manzano,una extensión de hierba que se prolongaba unos tres metros más allá del alcance de sus ramas,dándole así su espacio al viejo frutal.

Claire no sabía por qué,pero de vez en cuando el árbol se dedicaba a lanzar manzanas lo más lejos de sí,como si estuviera aburrido.Cuando era joven,la ventana del cuarto de Claire daba al jardín.Dormía con la ventana abierta en verano y,a veces,al despertarse por la mañana,descubría una o dos manzanas en el suelo de la habitación.Claire dedicó una mirada severa al árbol.A veces,eso surtía efecto y el manzano se portaba bien de nuevo.

-Solo es un árbol-se limitó a decir,y volvió a afanarse con las lilas y a reanudar la labor de arrancar las raíces de la hiedra.

Tyler se metió las manos en los bolsillos y se puso a observarla.Claire llevaba tantos años trabajando sola en el jardín que se dio cuenta de que echaba de menos tener allí a alguien a su lado.Le recordó a los tiempos en que compartía las labores de jardinería con su abuela.Ni estaba pensando para que fuera una tarea solitaria.

-Y dime,¿llevas mucho tiempo viviendo en Bascom?-preguntó Tyler al fin.
-Casi toda mi vida.
-¿Casi?
-Mi familia es de aquí.Mi madre nació aquí.Se marchó,pero cuando yo tenía seis años.Llevo viviendo aquí desde entonces.
-De modo que eres de aquí.

Claire se quedó paralizada.¿Cómo podía tener ese efecto sobre ella?¿Cómo podía hacer eso con apenas seis palabras?Acababa de decirle exactamente lo que llevaba deseando oír toda su vida sin que ella supiera siquiera cómo lo hacía.Era como la hiedra...Claire volvió la cabeza muy despacio y levantó la vista para mirarlo,sus hermosos ojos castaños.

-Si-contestó ella sin aliento.
-Bueno,¿y quiénes son tus huéspedes?-le preguntó.
Tardó un momento en comprender lo que le preguntaba.
-No tengo ningún huésped.
-Cuando he pasado por la parte delantera de la casa,alguien ha aparcado delante con un coche lleno de cajas y bolsas.Me ha aparecido que venían a instalarse aquí.
-Qué raro...

Claire se levantó y se quitó los guantes.Se volvió,echó a andar y salió del jardín,asegurándose de que Tyler la seguía.No se fiaba de dejarlo a solas con el árbol,aunque no comiera manzanas.

Enfiló hacia el camino de entrada que trazaba una curva por lateral de la casa,pero se detuvo bruscamente al llegar al tulipero del jardín de la entrada.Tyler apareció al instante,se acercó a su lado y le puso las manos en los brazos,como si hubiese adivinado que las piernas se le habían vuelto de mantequilla.
《Más hiedra.》

Había una niña pequeña,de unos cinco años,correteando por el césped con los brazos extendidos como si fuese una avioneta.Frente a la casa,una mujer estaba apoyada en una vieja ranchera Subaru aparcada en la calle,con los brazos cruzados con firmeza a la altura del pecho,observando a la niña.Era menuda,frágil,con el peli castaño claro sucio y unas profundas ojeras.Parecía estar sujetándose para impedir que su cuerpo se echara a temblar.

Claire se preguntó si habría sido a sí como se había sentido su abuela cuando su hija volvió a casa al cabo de tantos años,cuando Lorelei,embarazada,se presentó en el umbral de su puerta con una mocosa de seis años agarrada a su falda.Si habría sentido aquel alivio,aquella ira,aquella tristeza,aquel pánico.

Al final,obligó a sus piernas a moverse y atravesó el césped,dejando atrás a Tyler.

-¿Sydney?

El jardín de los hechizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora