03. El Rey De La Mafia

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Sólo hay un Dios y es el conocimiento, y una sola maldad, que es la arrogancia.

Jimin

Las horas pasan sin control y pronto veo amanecer.

La vibración de mi celular sigue molestando, es muy claro saber que esos inversionistas no descansarán hasta que vaya a ese evento donde se reunirán los Ceo's más importantes de todo Europa, pero es algo que me importa una mierda. Apago el móvil dejándolo descansar boca abajo sobre la mesa de mi despacho.

Sirvo un vaso de whisky y le doy un sorbo a mi vaso de cristal, toda la madrugada estuve haciendo llamadas con nuevos inversionistas italianos, claramente de la mafia. La noche parece haberse esfumado de golpe después de haberla pasado de una manera excitante, los rayos de sol se cuelan por mi ventana y sólo me dirijo a ella quedando en el balcón admirando la vista, puedo sentir el aire frío recorriendome por completo, se aproxima la época más fría del año.

Pensamientos regresan a mi cabeza de mi situación actual, por ejemplo, mi futuro matrimonio. Adelaida es una chica un poco arrogante y perfeccionista; no aspira a la palabra perder y eso me gusta, cometer un error frente a ella es sinónimo de perdida en toda la extensión de la palabra.

Algo que me conviene en su totalidad.

Puedo sentir en mis venas las malditas ganas de ser el hombre más poderoso de este puto país, ganas qué no pienso dejar atrás. Aún así me lo tomo con calma al saber que ya no hay obstáculos que me lo impidan, nadie qué me lleve la delantera nunca más, nadie qué se me pueda comparar...

Elevo un suspiro qué solo me hace sentir aliviado finalmente.

—Está muerto... —murmuro y solo me quedo ahí, mirando por mi ventana sin motivo. —Y ahora es mi momento de ser: El Mejor.

Las cosas deben seguir según lo planeado, por fin ha acabado lo que me ataba a ser el segundo plato, la segunda opción, la vergüenza. Para así tatuar el presente en mi alma, un presente que yo construiré a mi manera, un presente que me pertenece. Todo está como siempre debió estarlo, sin nadie que se interponga en mi camino.

—¿Joven Jimin? —la voz de Bastián hace qué salga de mis pensamientos de golpe.

—Toca antes de entrar, Bastián. —entre a mi despacho cerrando la ventana detrás mío.

Sostengo mi mirada en él.

—Lo llame en tres ocasiones pero parece no haber escuchado, creí-

Lo interrumpo. —Sólo di lo que tienes que decir. —sostengo el puente de mi nariz, irritado.

—Todo está listo para hoy en la noche, los camiones de carga de narcóticos qué me pidió están esperando su orden para ser entregados. —prosigue —Aunque... hay un inconveniente: Tendrá que asistir al evento de esta noche que le comente el día de ayer si no quiere levantar sospechas.

—¿A que te refieres?

—El ejército del país Italiano está comenzando a investigarlo, no podemos arriesgarnos. —confiesa —Debe dedicarse a su vida profesional en la empresa por ahora y dejar esos negocios a cargo de alguien que vaya representandolo por ahora, o si no-

—¡¿O si no qué?! —mi voz se altera —Tienes que pagarle a las autoridades para que no abran el hocico y se hagan de la vista gorda, ¡Ese es y seguirá siendo tu estúpido trabajo!

—A la policía podremos controlarla por el momento. —asegura —Pero hay un estorbo qué parece ser una piedra en nuestro zapato.

—¿Estorbo?

© Maldito Infierno [JJK] (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora