17. ¿Infiltrados?

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Jungkook

La tarde fue larga, placentera y terriblemente sucia. Me siento como una pluma, aunque no haya pegado el ojo desde ayer. Dormí en la jodida bañera con Sofía encima. Su cabeza cayó en mi cuello, sus brazos se soltaron por mis costados siendo inconsciente de lo que hacía y, aunque traté de no quitarla, su peso empezaba a molestarme.

Medité más de veinte veces la idea de dejarla cinco minutos, pero ya me estoy irritando en tenerla cerca. Pero por alguna razón esa imagen se distorsiona y se transforma en esa maldita mujer otra vez.

Cuando la veía de una manera tan frágil, cansada, tan hermosa que parecía ser esculpida por un genio, pero vuelvo a la realidad y sé que todo en ella es una mentira.

«Ella no tiene la culpa, es solo una víctima»

Pensé en ese momento en aquellas palabras de Yoongi. Pero eso no quitaba mis prioridades. No quitaba el hombre que soy en el mundo porque no había nacido para ser el príncipe azul de nadie, tampoco perdonaba, ni daba segundas oportunidades a las mentiras. Mi apellido y el peso de mi familia es el pecado mortal que llevo encima desde hace años y las cuentas pendientes solo con sangre se pagan.

Salgo de ahí dejando a Sofía y voy directo a mi habitación para vestirme. Me coloco mi traje junto con los zapatos y por último acomodo mi saco. Bajo a la sala y Yoongi está esperando mi llegada.

—¿Algo nuevo?

—El señor Park quiere verlo hoy. —dice él —Quiere verlo en la oficina de usted para seguir con los asuntos de la investigación, teme que haya más empleados que estén metidos con el gobierno y ventilando información de su empresa ya que recientemente encontró a unos cuantos de los que hemos contratado para estar entre ellos.

—Ya veo. —sonrío satisfecho —Me es impresionante como es que hay personas que se dejan sobornar por hacerse pasar por gente infiltrada a cambio de unos pesos.

—Lo sé... —me dice con un tono de decepción —Sus familiares ya han recibido la compensación que me has indicado. Logramos que el señor Park ahora no confíe en las paredes de su empresa con gente que solo hizo su trabajo de levantar sospechas falsas y eso es un gran avance.

Asiento —Son tan imbéciles que ni siquiera son capaces de conocer a su propia gente.

—Por ese motivo ahora solicita si se puede cambiar el lugar de la junta.

He sido la peste silenciosa que les ha caído encima. Ya no tienen el apoyo de Francia en la venta de narcóticos, tampoco tienen bajo control al ejército de Italia, siendo mi última jugada quemar en la bancarrota a esa familia con el afán de orientar el camino a mis intereses.

—No hay inconvenientes, —reí sarcástico, jugar con la mente de estos imbéciles me es entretenido después de todo. —no los hagamos esperar.

Negar que no me he divertido sería un insulto a mi cabeza, porque al viejo no le quedó de otra morder mi anzuelo sin saberlo. Los llevo hasta su punto límite y cometieron los errores que tenía planeado que hagan, siendo ahora prioridad que Adelaida quede legitimada y me lleve hacia su muerte y la de esos parásitos para que todo termine.

El ejército de Italia espera la información que tengo y la empresa Park junto a Adelaida están en mis manos sin que lo sepan ¿ser emocional o racional? He deseado hundirlos desde hace mucho, pero todo irá despacio.

Tiempo, solo tiempo. El arte del engaño implica ser paciente, calcular pasos, mover bien tus fichas y... no bajar nunca la guardia.

Subo al auto y Yoongi conduce, mantengo los ojos al frente con lentes oscuros mirando las calles de París que siguen igual de aburridas, solo gente común que no es la gran cosa.

© Maldito Infierno [JJK] (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora