22. Emboscada

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Jimin

Han pasado algunas horas y no hay luces del supuesto cargamento que desapareció la noche del evento. Me había llegado un mensaje dándome la ubicación exacta de dónde estaba hace unos minutos y me vine lo más rápido que pude a casa importándome poco los gritos de ese puto médico a mis espaldas mientras lo ignoraba.

Llegamos hasta un gran precipicio, los perros buscan alrededor junto a mis hombres y Bastián se queda conmigo para verificar que no se trate de una trampa.

El lugar es rocoso y se puede ver un enorme mar desde aquí, además de que el acantilado es de una altura asombrosa. Mi tensión aumenta al pasar de las horas porque no solo yo estaría en peligro si no Adelaida también. Pero tranquiliza saber que Bastián me avisó que había ido a la mansión por algo de ropa, lo más probable es que esté descansando en su habitación y no pude verla por las prisas.

Descargas eléctricas de rabia invaden mi pecho al acordarme de Jungkook y sus juegos. Sin la poca gente que tengo a mi mando después de haber exterminado a los traidores sería más difícil, pero no imposible para mí clan.

—¡Quiero que encuentren mi cargamento! ¿Lo oyen? ¡Ahora!

Mis hombres peinan hasta el último tramo del precipicio, incluyendo sus alrededores de punta a punta. Conforme pasan los minutos, el caos se desata. Todos son conscientes del problema, el culo de todos está en juego.

—Señor —uno de mis hombres se acerca —No hay nada.

—¿Cómo que no hay nada? ¡Pague por esta información, idiota!

—Señor, tiene una llamada. —Bastián se acerca, Me pasa el celular y al notar el remitente me tenso.

—Mi padre. —entono rápido.

—¿Dónde está el cargamento? —su voz suena a amenaza. —¿Lo has encontrado?

—Lo encontraré pronto, no voy a decepcionarte. —le digo — Tienes mi palabra.

Le hago señas a mis hombres para que sigan buscando.

—No tengo tu humor ni paciencia. Alimentaré a los malditos tiburones con tus hombres si no encuentras ese puto cargamento que puede hundirnos  —lanza su amenaza, entonces cuelga.

¡Maldita sea!

—Señor. —Hyunjin  se acerca también.

—¡¿Qué quieres?! —respondo exaltado.

—Las pistas que seguimos son falsas. Encontramos solo basura en medio de una cueva cerca de la playa. Al parecer quisieron despistarnos. Se sembraron huellas falsas en la arena y otro tipo de superficies. El cargamento no está, —me informa —parece ser que su informante le ha mentido.

—¡¿Sabes lo que es eso?! ¿Sabes lo que significa eso, maldito? —lo tomo su cuello queriendo desquitarme.

—Acaban de emitir una alerta, ¡Es una trampa! —Bastián interviene, sigue escuchando a través de su audífono, su rostro está palido —Los muchachos que están cuidando los alrededores me informan que vienen policías hacia acá, debemos irnos ahora. Señor, debemos sacarlo en helicóptero.

—En helicóptero será más arriesgado. —dice Hyunjin.

—Tienes razón, iremos por mar.

Ni siquiera sé cómo reaccionar. Todo esto es un puto juego, un maldito juego para él.

—Me quedaré y vigilare la zona, señor. —habla Hyunjin sacándome de mis pensamientos —Nadie sabe que existo y que también estoy a cargo de una parte de sus negocios en la trata de blancas. Iremos en barco con sus hombres, no quiero dejar huellas.

© Maldito Infierno [JJK] (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora