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Varias semanas después ,las marqueses ya se había acostumbrado a estar en Londres Jennie decidió no decir nada sobre lo que escucho la noche de bodas, pero se iba a segurar de no quedar embarazada.

Los días iban pasando la marquesa se comportaba por el momento como la "Señora" que todos esperaban. Pero ya estaba harta, por eso decidió ir de caza, su querido esposa la marquesa Jisoo como ya se había hecho costumbre no estaba en casa, preparo su caballo que hacía días había llegado de Londres y comenzó a recorrer los caminos vecinos hasta que vio una cabellera bastante conocida.

-¿Kai? -Pregunto perpleja.

- Jennie - Respondió el Conde alegremente.

-¿Que haces aquí? -Jennie estaba en shock por encontrarse a su viejo amigo.

-Compre esta casa hace poco, como imaginarás ya comienza la temporada de caza de las bellas jóvenes y mi interés no es el de casarme- Dijo mientras le güiñaba un ojo- ¿Y tu esposa la amargada?.

La Marquesa sonrió, sabia que kai le corria al matrimonio al igual que ella y esperaba que el si pudiera escapar- Debe estar en su pequeño mundo, la verdad tengo horas que no se de ella  - Jennie se encojio de hombros algo irritada.

El Conde lo noto y para relajar el ambiente decidió expresarle una duda que se instalo en su cabeza desde que la vio llegar. -Oye gata es cosa mía o tus pechos están un poquito más grande.?

Jennie explotó en una carcajada- Claro que no, están igual que siempre no exageres ¿Qué tal si nos vamos de caza como en los viejos tiempos?.

-Claro, apuesto que sigues teniendo un excelente tiro, vamos mujer, dame una buena clase de caza.

-Vamos a comprobarlo- kai monto en su caballo y se adentraron al bosque y comenzaron la caza, Jennie sintió como si nada hubiese cambiando y por primera vez desde que había llegado a esas tierras desconocidas se sentía en casa y feliz.

Los jóvenes disfrutaron de toda la tarde sin ser conciente que unos enojados ojos los miraban desde lejos, horas después los amigos se despidieron y quedaron en verse nuevamente, Jennie se dirijio a su casa notando que era bastante tarde pero eso no le importo, estaba feliz por encontrarse a su mejor amigo en ese lugar.



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Jisoo estaba enojada era bastante tarde y su esposa seguía sin aparecer, la iba a matar en cuanto apareciera por esa puerta, hacia horas que la había visto con su amiguito y le costó toda la cordura no matarlos ahí mismo, segundos después la escucho llegar.

-Estoy en casa- La mujer noto el enfado de su esposa  Jisoo la hermosa sonrisa que traía se esfumó- Fui a cazar y conocer los alrededores, así que quita esa cara de enfado.

-¿Fuiste sola?.- Le pregunto la marquesa viendo como Jennie desviaba la mirada y en ese momento supo que le iba a mentir.

-Si, no conozco a nadie por aquí así que fui sola- la joven sabia que era una gran mentira pero no le podía decir lo de kai o seria un problema- No tienes porque preocuparte, como te hubiera dicho se cazar y defenderme sola, ¿Podemos cenar? Estoy hambrienta.

-Cenaras sola, estoy cansada- Jisoo decidió quedarse en silencio y seguirle el juego para ver hasta donde seria capaz de verle la cara Jennie...algo decepcionada de ella.

-Pero Jisoo no quiero cenar sola, anda no seas amargada y acompañame, desde que llegamos de Londres solo has estado trabajando- Le reprochó Jennie.

-Ya te dije que estoy cansada, si no quieres cenar sola pídele a una de las criadas que te acompañe.- La Marquesa Jisoo se retiró echando humo... Se dio un baño para enfriarse un poco porque era capaz de bajar y ahorcarla con sus propias manos.


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Jennie ceno completamente sola, se sentía molesta y con unas ganas enorme de gritar y maldecir, subió a la habitación y vio a su guapa esposa distraída viendo por la ventana.

-¿Que te pasa? Como te atreves a dejarme sola a la hora de la cena, soy tu esposa y en todo caso la que debería estar molesta soy yo.

-¿Por que tendrías motivos para estar molesta? ¿No tienes algo que decirme Jennie?- Le dio otra oportunidad para confezar la verdad.

-No tengo nada que decirte, y estoy molesta porque me has arrastrado a este lugar y me has abandonado, no has tenido la amabilidad de mostrarme tus tierras y para terminar de empeorar la situación me abandonas en la cena.

-No necesitas que te muestres mis tierras al parecer las conoces muy bien, y no tenia hambre, no me sentare en la mesa solo porque tu lo pidas.

-Soy tu esposa joder, odio cenar sola, y no se que te pasa, pero conmigo no vas a pagar tus fustraciónes- Jennie se sentía irritada, triste, molesta y cansada. Todas sus emociones estaban a flor de piel.

-Si no te gusta no es mi problema, debo llevar obligaciones, este estilo de vida no lo conseguí cenando con cada mujer que me lo pida... Acostumbrante a ello.

Sus palabras le dolieron más de lo que a ella le hubiera gustado- Yo no soy cualquier mujer, soy tu esposa... Y que piensas hacer dejarme tirada cada día en esta casa extraña para mi- Jisoo no respondió- Bien has lo que quieras yo haré lo que me plazca.

-Será como tu quieras, este es un juego de dos no lo olvides Jennie.

-No puedo con esto, podrías decirme ¿Que te pasa? He sido la mujer más sumisa del planeta en estos días, ¿Que más quieres de mi?.- Le pregunto Jennie.

-No pasa nada que no sepas, lo único que quiero de ti en este momento es que me dejes descansar, estoy harta de tus caprichos y tus malditos berrinches.

-Eres imposible, no pienso dormir en esta habitación, no eres nadie para hablarme de esa manera, yo también estoy harta de ti y tu amargura.

Jennie salio enfurecida hacia el patío bajo la atenta mirada de su esposa.

La marquesa se apoyó en un árbol , se sentía desfallecer. Sintió mareos y termino vomitando lo poco que se había comido en el día, pensó que las cosas no podían empeorar más pero que equivocada estaba.

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LA DAMA REBELDE (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora