Y todo se fue al carajo, de nuevo

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El incendio del restaurante fue tomado como un ajuste de cuentas de la mafia, por suerte el restaurante quedaba lejos de las viviendas y los bomberos pudieron llegar a tiempo para evitar daños mayores.

Los únicos asesinados habían sido los que mató Red Hood.

Me sentí como un total fracaso, yo pude evitar esas muertes pero fuí un idiota egoísta.

Una parte de mi incluso creyó que se lo merecían.

Días después tuvimos la reunión mensual de las mafias

Red me invitó a sentarme a su lado, eso me sorprendió, la máscara me impedía ver sus ojos pero esperaba que fuera Jason.

Aún no sabía cómo tratarlo, había buscado sobre el posible trastorno y sus causas pero no tenía muchos datos al respecto

Nuevas caras se presentaron, cada mes era lo mismo, alguien cometía un error y en la siguiente reunión su puesto era tomado por otro.

La jerarquía era obvia y los antiguos la respetaban, eran los nuevos quienes parecían disconformes y altaneros.

—Quiero que me disculpe por los incidentes con mi gente, Red Hood, eran unos novatos apenas, no tenían idea sobre el trato. —el pingüino habló primero.

Red no dijo nada, siguió en su misma posición en la silla, tenía una pistola en mano.

—La culpa es del pingüino, entonces, hay que matarlo y pagarlo. —la madame fue la siguiente en hablar, una señora elegante que manejaba un prostíbulo costoso, sospechaba que usaba niños y la estaba investigando.

—Claro que no, Madam, el pingüino maneja negocios importantes con la policía, matarlo sería una pérdida para todos nosotros. —Maroni respondió con su acento italiano.

—Esto no puede seguir pasando, si siguen habiendo muertes de este tipo el murciélago comenzará a entrometerse de nuevo y ya tenemos suficiente con la tapadera que intentamos mantener. —Tony replicó, mirando directamente a Red, juzgando.

—La tapadera sigue en pie, Batman sigue persiguiendo su propia cola. —Esa mujer era nueva, su nombre era Zulia, tenía rasgos árabes y tenía un acento extraño que aún no descifraba.

Selina me miró, sabía muy bien lo que intentaba decirme, si Batman se enteraba que las pistas que estaba siguiendo eran falsas llegaría hasta nosotros y eso me costaría la misión.

No podía decirle por más que quisiera.

Red se movió, parecía dispuesto a disparar pero no alzó su arma.

—Mantengan a su gente informada de las reglas, y nada de esto volverá a ocurrir. —la voz mecanizada dio la advertencia— No había sólo gente del pingüino en ese lugar, espero que entiendan que siguen vivos porque me sirven, de lo contrario ya estarían muertos.

Red se levantó, Su postura era relajada, ¿Jdon volvió a tomar el control?

—Nadie querrá que esos 50% suban a 70%, les aconsejó seguir las reglas y vivirán muy bien.

Fue lo último que dijo y se marchó, sin prisa, como si no tuviera miedo de que alguno le disparara.

Lo seguí.

Y fue quizás la opción más estúpida que haya tomado.

Llovía, las gotas eran gruesas y cuando salíamos del edificio quedamos empapados por completo.

Sabía que Jason conocía que lo estaba siguiendo pero no dijo nada hasta que llegamos a su hogar.

—Tengo muchas dudas sobre ti, gatito, será mejor que tomes asiento y me respondas.

La perspectiva de RobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora