Juntos

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Nuestra interacción había cambiado; ya habían pasado tres días desde el beso, y esos tres días de ignorarnos mutuamente se sentían como semanas. Por suerte, para mí y Cass, la búsqueda de la Tríada no fue tan difícil, aunque encontrar a Bruce en medio del caos era otro asunto.

Kareem también decidió que quería pasar más tiempo con Jason, lo que le daba una excusa perfecta para desaparecer con el pequeño durante horas... y evitarme.

—No puede ser tan difícil. Hemos peleado contra monstruos espaciales; combatir contra asesinos entrenados para descuartizarnos no debería ser tan complicado... —dijo Cass, comiendo de su helado de chocolate mientras repasábamos los planos de lo que creíamos que era el invernadero secreto donde resguardaban la planta.

—Dicho así, suena aún peor... —murmuré, sintiendo la ansiedad burbujear en mi estómago. No era solo la misión lo que me preocupaba. Era Jason. Pelear a su lado después de lo que pasó entre nosotros, sabiendo todo lo que cargaba Red Hood...

¿Volvería a perder el control e intentaría matarme de nuevo?

Cass me observó de reojo, frunciendo el ceño como si pudiera leerme.

—Tienes esa expresión. La que dice que te estás atormentando con algún escenario horrible.

Suspiré, dejando caer el bolígrafo con el que estaba trazando rutas de escape. —Es que... ya sabes lo que siento por él. Y ahora me está ignorando. No sé qué va a pasar cuando nos encontremos con Bruce. Estoy aterrado. —Dejé caer la cabeza sobre mis brazos, tratando de no pensar en el remolino de emociones que me estaba tragando.

—Estaré yo ahí para vigilarlo. No voy a permitir que lastime a Bruce... ni a ti. —Cass me apretó el hombro suavemente, como siempre, su presencia era reconfortante.

Me mordí el labio, sabiendo que lo peor aún estaba por venir. —Bruce seguramente deje a Damian como su Robin cuando volvamos... —La idea flotaba en mi mente desde hacía semanas, y finalmente ponerla en palabras me hizo sentir su peso completo. Ser reemplazado no solo por alguien más, sino por Damian, me desgarraba por dentro.

—Quizás lo haga. —Cass dejó que sus palabras se asentaran. Me pasó su helado, como si eso pudiera aliviar algo. —Pero tú eres más que su Robin, Tim. Has peleado por ese título desde el día uno, nadie puede reemplazar lo que significaste para él. Ni lo que fuiste para Gotham. —Me miró de nuevo, más seria de lo habitual. —Eso es tuyo.

Tomé el helado sin ganas, comiendo unas cucharadas mientras trataba de encontrar algo de consuelo en sus palabras. Pero la pregunta que me acechaba desde hace tiempo seguía ahí, sin respuesta.

—No sé quién seré cuando deje de ser Robin... —Mi voz sonó pequeña, casi como si el admitirlo en voz alta me hiciera sentir aún más perdido.

Cass dejó de mirar los planos por un momento y se centró en mí. —No tienes que dejar de serlo si no quieres. El traje sigue siendo tuyo. —Dejó que esa idea se asentara. —Quizás podrías modificar tu nombre. Algo que haga a Robin... tuyo. Algo que te distinga de Damian.

—¿Crees que alejarme de Gotham luego de que todo esto termine sea una buena idea? —pregunté, devolviéndole el tarro de helado sin mucho ánimo.

Cass me observó por un segundo antes de responder, con esa calma que siempre parecía tener. —Si es lo que quieres. Siempre tenemos un espacio en Tokio... —Su tono se tornó juguetón, una chispa pícara que no pude evitar notar. Me arrancó una sonrisa pequeña, aunque no del todo convencida.

Sabía a qué se refería.

—Nunca terminaste de contarme cómo tú y Katana... bueno, ya sabes. —Dejé la frase en el aire, tratando de bromear, aunque mi mente seguía atrapada en lo que vendría después.

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⏰ Última actualización: Oct 19 ⏰

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