Recompensa de Corazón

~Capitulo 9~

⚔️ 3 cosas de la alquimia 🏹

—¡Les juro que algo paso por ese pasillo!

—No hay que dejar que la oscuridad nos engañe —le paso el brazo por encima de los hombros al joven ladrón —De seguro fue solo... Una ilusión.

—Este lugar esta lleno de personas sin vida y esperas que nosotros salgamos respirando.

—Nunca hay que perder las esperanzas.

—Si no perdemos las esperanzas, perderemos la vida aquí adentro —escuche a mis espaldas como daba un movimiento brusco para sacarse de él —Sin comida, agua, y ni luz de día. Estamos caminando sin rumbo.

—Estamos buscando salidas que, es muy diferente. No te quejes, tu nos trajiste por ese río.

—El rizado tiene razón. Regresar por dónde vinimos no servirá de nada porque la corriente nos regresará, en cambio, buscamos alguna pista que nos lleve a la salida.

Caminamos por un par de minutos al estar seguros de en dónde nos encontrábamos. El camino húmedo se volvía más y más pesado por el olor putrefacto de los cuerpos guardados.

Miles —el ladrón y mi objetivo— nos habló de este lugar oculto debajo del pueblo de Sunevanorev.

Gracias a las pláticas imposibles de cortar de Dagmar, el joven le respondió a sus preguntas no personales sobre sus conocimientos de dónde vivía. El chico tiene quince años de edad, siendo un chico que huyó de casa buscando otra forma de vivir que no fuese estudiando o trabajar de zapatero con su familia.

Algunos toman decisiones que no incluyen a los que te rodean.

La plática ayudaba a que el ambiente no sé volviera más escalofriante por los diferentes sonidos entre las paredes como si de murmullos y gritos lejanos se tratarán.

Cualquier palabra que saliera de nuestra boca era un silencioso susurro entre nosotros tres con cautela al avanzar, cuidando cada paso al igual que ratones al robar comida.

—Conoces este pueblo, cada rincón, trabajo y lugares. ¿Qué sabes de esto? —dijo mirando al techo con gotas de agua fría resbalando en su rostro salpicado de pecas.

—Solo se que se hundió mucho antes de fundar Sunevanorev, uno de los reyes encontró la forma de alzar el pueblo encima de este lugar respetando a los santos con ofrendas de una flor lanzada al río para que sepan que siguen siendo importantes en este mundo.

—¿Conoces alguna salida o un pasadizo? —me gire con él —Debe de haber algo que sepas aparte de su historia.

—la verdad no tengo idea, la única cosa que se que nos puede servir es —coloco su barbilla en su mano tratando de recordar —un salón donde tienen como puertas, las puertas pueden conducir una salida fuera de Sunevanorev eso es todo.

—Muéstranos.

—Yo no se, lo escuché hace tiempo entre el bazar.

—Hay que avanzar Sigrid, quizá encontremos algo más adelante —su mano se posó sobre mi hombro con un sentido de confianza, mis músculos se relajaron con su tacto.

No dije nada y solo avance a la profundidad del lugar encendido por mi luz esmeralda, sus pasos a mis espaldas me decían que seguían detrás de mi.

Al cabo de unos minutos —casi se vuelven horas— nos topamos con una puerta de madera gruesa vieja y húmeda carcomida por las bacterias del antiguo lugar inundado. Estaba cerrada con un candado oxidado en las manijas de la puerta pequeña entre las paredes mojadas.