11. Veneno, parte II

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Capítulo 11. Veneno, Parte II

 Veneno, Parte II

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Hace 110 años

Un Zero Kiryū de 10 años miró con el ceño fruncido a su instructor cazavampiros. Toga Yagari enarcó una ceja ante su joven alumno. El pequeño Zero ladeó la cabeza e hizo un mohín. "Creo que aprender sobre venenos es una pérdida de tiempo, maestro. No es como si pudiera matar a un vampiro invitándolo a tomar el té".

Toga sonrió satisfecho. "Hay muchos tipos de venenos, chico. No sólo los físicos".

El Pequeño Zero miró a su maestro con joven escepticismo. "En la Enciclopedia del Cazador, se define un veneno como 'una sustancia que al ser introducida a un organismo vivo provoca la muerte o una lesión'. ¿Cómo puede un veneno no ser físico entonces? Eso no tiene sentido, profesor".

Los ojos de Toga se crisparon. De todos los mocosos que tenía que conseguir - le tocó un pequeño Einstein.

"Mira mocoso", comenzó Toga. "Los venenos pueden ser físicos, pero también hay venenos mentales, sociales y emocionales. Las personas no son sólo sus cuerpos y los vampiros, aun siendo el nivel más bajo de una 'persona', tampoco son sólo cuerpos. Aunque los vampiros pueden ser envenenados físicamente, es mejor envenenarlos mental y emocionalmente".

"¿Cómo se puede envenenar a un vampiro mentalmente?" Preguntó con curiosidad el Pequeño Zero.

"Creando en ellos un miedo hacia ti". Respondió rápidamente Toga. "El miedo hace que una persona pierda de vista la realidad y les hace tomar malas decisiones, por lo que los convierte en objetivos más fáciles".

"Bueno, ¿no deberían los cazadores de vampiros asustar a los vampiros ya?" Preguntó confundido el Pequeño Zero. "¿Hay otras formas de envenenar emocionalmente a un vampiro?"

Toga sabía de algunas formas, pero eso no era apropiado para que un joven mocoso aprendiera en este momento. "Las hay, pero eres demasiado joven para entender esas cosas, chico".

El pequeño Zero frunció el ceño. Odiaba no obtener respuestas a sus preguntas.




Presente

"¿Qué desea tu corazón, mi maestro?" Silver Night repitió de nuevo lentamente.

Kaname Kuran sólo pudo decir dos pequeñas palabras. "Dame paz".

Los labios de Silver se curvaron en una misteriosa sonrisa. "Como desee, mi maestro".

Y el tiempo se volvió lento.

Todos los sentidos físicos de Kaname - vista, olfato, oído, tacto y gusto - cobraron vida y se concentraron en el ser que tenía ante sí en ese mismo momento.

Silver NightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora