20. Encuentros, parte II

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Capítulo 20. Encuentros, Parte II

 Encuentros, Parte II

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Hace 100 años

Kaname observó en secreto a Kiryū mientras el joven de pelo plateado cepillaba distraídamente el pelaje de su yegua favorita, Lily.

Incluso a su distancia, Kaname se dio cuenta de que el hombre estaba irritado. Bueno, eso no era un estado emocional inusual en el joven - Kiryū siempre estaba irritado por algo, pero no había visto ese familiar ceño irritado desde el anuncio de su boda con Yuki.

Sí, algo extraño ocurrió. El típico ceño irritado y arrogante de Kiryū había estado ausente durante bastante tiempo.

Kaname caminó lentamente hacia Kiryū. Habían pasado unos días desde la conversación de Kiryū "No estés triste". Cuando el chico había dicho esas palabras, la mente de Kaname había dado vueltas a los diversos significados de las implicaciones del hombre. Incluso después de que Kiryū se había ido, él no había sido capaz de concentrarse en sus diversas cantidades de trabajo y planes.

Kaname recordaba y repetía en su cabeza una y otra vez el recuerdo de las extrañas e inquietantes palabras de Kiryū.

"Mira Kuran, no estés triste".

"No estés triste".

"Mira Kaname, no seas un extraño, ¿de acuerdo? Pronto seremos familia, así que no pienses ni por un segundo que no serás bienvenido en nuestra casa".

"Puedes visitarnos y quedarte en nuestra casa todas las veces que quieras. Así que no te sientas solo, ni triste, ni nada".

La sensibilidad de Kaname se vio sorprendida. ¿A qué se debían exactamente esas palabras? Kaname perfeccionó el arte de ocultar sus verdaderas emociones. Tenía que hacerlo si deseaba sobrevivir y gobernar como un rey sangre pura. Pero después de todos sus esfuerzos por no mostrar nunca su sorpresa, aun le chocaba que Kiryū pudiera ver tristeza en él.

Y Kaname estaba triste -en el fondo-. Pero a decir verdad, su estado mental durante los últimos meses era de furia tranquila y rabia silenciosa. Esas emociones eran las que realmente alimentaban su dolor y su tristeza. Kaname nunca había esperado que Yuki eligiera a Kiryū sobre él. Jamás. Ni un solo pensamiento de tal cosa se le había pasado por la cabeza para tal elección. A pesar de su estrecha relación con el desdichado ex-humano, Kaname nunca había considerado realmente a Kiryū como un verdadero aspirante al corazón de Yuki, a pesar de conocer los verdaderos sentimientos del chico por ella. Quizá fuera su orgullo, quizá fuera su ego, pero Kaname no se había esperado la decisión de Yuki.

Y aunque ahora Kaname estaba seguro de que las extrañas palabras de Kiryū probablemente pretendían reconfortarlo, el único momento de culpabilidad de Kaname por él había sido aplastado con las implicaciones no dichas, pero aún presentes, del chico.

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