Paste café, bordes rojos

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¿Quería saber lo que sucedía?, pues obtuve respuestas, oh Dios, el tipo me lo dijo directamente, sin siquiera escatimar el asombro o terror que eso pudiera haberme ocasionado, bueno, creo que me estoy adelantando un poco

La conversación con Enzo no fluyó muy bien ese día, me encontraba atenta escuchando a lo que él quería decir y entonces, comenzó a llover de una forma estrepitosa, jamás en mi vida me había sentido tan frustrada, estaba preparada para saber todo aquello que sus labios tenían para contar, "hambrienta de información" era mi seudónimo interno y todo se había ido por el caño en el momento en el que comenzamos a mojarnos debido a la lluvia

Él caminó hasta Matt, lo cargó con uno sólo de sus brazos, volvió en sus pasos, me tomó de la muñeca y me hizo caminar hasta la casa sin decir una palabra más, tironeó de mi con algo de rudeza y yo no pude hacer mas que seguirle el paso un tanto atónita

Era obvio que él no quería mencionar nada frente a Patt o su pequeño hijo pues apenas alcanzamos a cruzar la puerta, me soltó de forma abrupta haciéndome trastabillar y adoptó esa actitud estúpida e irritante, mi ceño se frunció ante ese cambio tan abrupto y me removí en mi interior cuando me dedico una mirada fiera y amenazante, lo entendí rápidamente, él fingía frente al resto, o eso fue lo que me dio a entender

En los próximos días, me limité a convivir junto a él de forma silenciosa, tenía tantas dudas como molestia, pero aún sin palabras él me hizo entender, debía ser discreta

Atendí a su orden sin siquiera escucharla y me limité a actuar como lo había hecho antes para con él, pero ayer, fue justo el momento en el que Patt había salido de la cocina y Matt se encontraba dormido, Enzo me miró en silencio con severidad por al menos treinta segundos, endureció su mandíbula y se aproximó aún más al comedor, apoyando sus codos sobre la mesa y tumbándose ligeramente sobre ella

— Ve a la biblioteca mañana y toma el único libro de pasta café con bordes rojos — soltó de forma discreta pero amenazante, ni siquiera me dio tiempo de reaccionar o pensar en lo que diría para cuando él se puso de pie y salió de la cocina

"Pasta café, bordes rojos" rodó por mi mente en las próximas horas y gracias a eso, me fue imposible dormir

A la mañana siguiente, tomé un baño rápido y traté de seguir mi rutina habitual, intenté ser lo más paciente posible, no quise apresurarme a correr hacia la biblioteca que pisé dos veces como máximo desde que llegué

Me encontraba encerrada en la habitación viendo el reloj y apreté los labios de la frustración al ver que apenas eran las diez de la mañana con doce minutos

— A la mierda... — musité y me puse de pie para ir hacia la biblioteca, miré de reojo hacia las cámaras que apuntaban en todas las direcciones, avancé por los pasillos, bajé por las escaleras y cuando llegué a esa puerta, la abrí con la máxima naturalidad que pude expresar

Caminé entre los estantes de libros perdiendo algo de tiempo y para cuando me di cuenta, no encontraba el supuesto libre café con bordes rojos, de inmediato, comencé a buscar desesperadamente entre el montón de libros y sin siquiera darme cuenta, Patt ya se encontraba gritando mi nombre pues la comida estaba lista

— Demonios... — me quejé de mala gana y sentí como mi ceño se frunció tanto que dolía, me sentía timada, burlada, realmente engañada y como no sentirme así, si comenzaba a creer lo que ese sujeto decía

Apenas recobré la estabilidad, me dirigí a la cocina a paso ligeramente apresurado, entré al comedor y me senté en el sitio que era mío habitualmente

Mi cabeza no dejaba de culparme por lo idiota que era y en el momento en el que Patt puso mi plato frente a mi, sentí el estómago revuelto al ver el rostro del sujeto que iba entrando al comedor, era Enzo

El secuestro de Emma (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora