Priscila

712 51 11
                                    

El ambiente, las voces, las miradas, esa sutil música clásica tocada por un trío de personas desde una esquina, incluso los olores en el aire, todo aquí me grita amenaza, motivo por el cual, avanzo lo mas pegada que puedo a Hendrick, intentando fundir mi cuerpo con el suyo en busca de sentirlo solo a él y no al resto, tratando de esconderme para pasar desapercibida

En medio de los saludos, asentamientos de cabeza y sonrisas forzadas, analizo mi incomodidad dentro de mi mente y la posible explicación de mi inusual comportamiento, quizás me acostumbré a la soledad a un punto extremista, tal vez, al reconocer lo cercanos que son todos estos individuos a Hendrick, mi subconsciente los percibe como potentes amenazas, pero, si ese es el caso, ¿por que me aferraría tanto al ser que plantó todo este terror en mi?, ¿no fue él quien me hizo tanto daño y no ellos?, parece que logro comprender, pero muy en mi interior, quiero seguir aferrada a justificar el exterior como algo "peor" que él, ¿por que?, no lo sé, solo es así

Hasta el momento, conocí a quienes se presentaron como socios, amigos de años, tíos, primos, incluso vi a Enzo de entre el montón de personas, ni siquiera me miró, parece que decidió tomar un trago de la barra y se alejó ignorando a la chica que colgaba de su brazo cuando lo divisé, Hendrick sostuvo mi mano con firmeza, cuidando mis dedos de no apretarlos demasiado, acariciando mi piel en disimulados toques reconfortantes, mirándome de vez en cuando y sonriendo como si no fuera el mismo que me arrojó a un contenedor de basura unos meses atrás, es doloroso revivir eso en mi mente, pero es mi regla auto impuesta, no olvidar

— Es encantadora... — escucho a uno de los presentes frente a nosotros y el resto de sus palabras pasan a segundo término al apartar mi vista del frente, mi ceño se frunce ligeramente al admirar esas ventanas abiertas, las enormes puertas en cada uno de los extremos, tentador a la vista, pero triste si replanteo mi situación, aunque, mirar no está mal del todo, ¿o si?

— Quien lo diría, el joven Donovan comprometido — la voz de una chica que ya se encontraba incluida en la conversación llama de nuevo mi atención, un suspiro pesado se me escapa sin siquiera pensarlo y mi expresión se tensa de duda por ver la atención de todos puesta en mi

— ¿Perdón? — cuestiono un tanto confundida, motivo por el cual, comienzan a reír divertidos, no escuché lo último que dijeron

— Pregunté, ¿como se conocieron? — suelta la misma chica rubia de hace un momento, ¿que como nos conocimos?, mierda, no me preparé para esto, ¿hablar con ellos?, ¿inventar una historia?, eso no estuvo en el plan

— La vi en un café — responde Hendrick y mi ceño se frunce de forma rápida, un toque de aflicción alcanza a tocar mi pecho y termino por sonreír en su dirección, — el resto es historia — agrega y mientras habla, los sucesos de nuestro encuentro se reproducen en mi mente a la vez que narra para ellos, no bromeaba cuando dijo que mentir no le gusta, literalmente les dijo la verdad

— Aún sigo sin creerlo — suelta la chica con una expresión de descontento en la mirada, — ¿segura que no eres una actriz que contrató? — cuestiona en mi dirección y me obligo a sonreír por su mal chiste

— No entiendo por que lo haría — suelto a voz baja, apretando mis piernas del nerviosismo y sintiendo que me hundo cada vez más en la ansiedad que comienzo a sentir gracias a la presión, la chica suelta un risa un tanto fingida y bebe de su copa en busca de disimular el gesto burlón que lucha por esconder, ellos no se tragan esto, ¿y como lo harían?, soy un manojo de nervios y palabras titubeantes, sin contar el hecho de ver a Hendrick en esa postura que ya conocía desde un comienzo, pareciera como si hubiese creado una coraza a su al rededor apenas cruzamos esas enormes puertas

El secuestro de Emma (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora