Meztli

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No era entonces mi miedo de no ser amado, no fue la angustia de sentir soledad encarnada en mi vida, no me mataba el que nadie me mirase y amase fuera de la lascivia, no fueron lágrimas de desamor ajeno, siempre fue entonces el temor de no ser para mí mismo, fue la angustia de nunca poder amarme a mí.
¿Cómo habría de amar a quien de mí encierra? Más que necesidad quisiera ese desinterés que tanto me da la vida, en mil deseos a la luna que me aqueja en la penumbra de la voluntad ajena, ¿Y cómo no verme obligado a amar a la luna?

Hago ahí viendo la diosa descuartizada a la que cubren de cantos de amor y victoria, pobre astro desangrado, sin más quehacer que mirar al cielo a donde todos desean ascender, mientras se arraigan sobre la tierra. Y ese recuerdo estelar, sobre la avidez, me hacen mirar la masacre que es el cielo, el despojo de mil deseos que ahora se desangran como astros, brillan las estrellas muertas sobre la tierra de su condena, caen sus esperanzas y se erige un nuevo amanecer.

Tlamatilisteokalli | PoemarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora