Ella sí era hermosa

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Ella tan serena, su piel tersa y mirada llena de elegancia, con sus mejores ropas y tan jovial, miro su cara fina con piel de porcelana que sólo una bella mujer podría tener, ella sí es hermosa. Que fortuna tiene ella de estar acompañada con alguien que le proveerá, ella sí es amada.

Tiene un porte de princesa, inocente, carismática y risueña, quien la viera le desearía con locura, esa bella dama que atrae cien miradas, de figura esbelta y escote refinado, sus ojos cristalinos son ventanas a su alma impoluta. Esa joven tan hermosa no es cómo yo, no es cómo nadie, ella sí es hermosa, y mi esposo no para de repetirlo.

No puedo competir con una jovencita y su natural belleza, sería mi osadía compararme con ella, tan casta y acendrada. Miro mis manos arrugadas, manchadas por lunares, mi piel tosca, siento mi cuerpo tan viejo y cansado, toco mi cara y siento cómo si piel se cayera.

Me veo al espejo y mis ojos cansados cegados por cataratas apenas me lo permiten, bolsas bajo mis ojos y párpados cansados son lo que veo, una vieja llena de canas me mira desde el espejo, ¿dónde quedó aquella hermosa dama? Ella sí era hermosa, y yo no paro de repetirlo.

De aquel retrato de una joven hermosa en nupcias, tan inocente y serena, sólo queda una anciana incapaz de ser más que su sombra. Y ese hombre que se mostraba gentil, tan rápido su bondad terminó. Veo mis cicatrices, mis estrías, mis callos y mis canas, me trago mi amargura y mantengo mi sonrisa, mis dientes amarillentos a punto de caerse, no son de ninguna mujer risueña.

Y él no para de señalar aquél retrato de una mujer hermosa, una joven ingenua que no sabía con el monstruo que se casaría. Ella sí era hermosa, y no puedo volver a ser ella, y mi alma senil lo reconoce, se irritan mis ojos con cada lágrima, ni mi llanto se siente igual, cae por esta cara arrugada y manchada por penas y moretones.

De puras lloraderas me grita que vivo, ¿cómo aquella dama no lloraba? Hasta que le puso la mano conoció el martirio. Ella sí era hermosa, pero tan ingenua, ¿quién pudiera ser ella? Vivir en esa pintura, donde no conocía penas.

Tlamatilisteokalli | PoemarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora