Intercambiamos de cuerpo

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Sirius abrió los ojos lentamente, la luz de la enfermería penetrando en su conciencia adormilada. A su lado, inesperadamente, estaba su hermano Regulus. A pesar de las tensiones y problemas entre ellos, una extraña calidez llenó el corazón de Sirius al ver a su querido hermano al lado de su cama.

Sin embargo, esa sensación de felicidad se vio opacada cuando notó la presencia de Lucius Malfoy y otro chico, Barty , que se encontraban también en la habitación. Sirius frunció el ceño, molesto por la compañía que Regulus había traído consigo. No le agradaba la idea de que su hermano estuviera rodeado de serpientes, y la presencia de aquellos dos no hacía más que intensificar su disgusto.

Regulus, Lucius y Barty estaban conversando en susurros y se detuvieron al notar que despertaba.

— ¡Regulus! —exclamó Sirius con alegría al ver a su hermano, ignorando momentáneamente a los demás—. ¿Qué demonios pasó?

Regulus sonrió con alivio y le explicó que que tuvo una pelea con el descerebrado de su hermano.

— Estabas tirado en el suelo. ¿Te sientes bien ahora, Severus? —preguntó Regulus con preocupación.

Sirius, todavía desconcertado, asintió y se levantó de la cama.

— Sí, estoy bien. ¿Qué hacen aquí? —preguntó, fijando su mirada en Lucius y Barty .

Lucius, con su habitual elegancia, se acercó.

—Severus, nos preocupaba que algo grave te hubiera ocurrido. ¿Estás seguro de que estás bien?

Sirius, sin prestar mucha atención a Lucius, se acercó a Regulus y lo saludó con un abrazo.

— Gracias por venir, hermano. ¿Y tú, qué estás haciendo aquí, oxigenado? —preguntó Sirius, con enojo.

— Severus estas bien— dijo Lucius con rostro confundido.

— Sí estoy bien me pasas un espejo— dijo Sirius viendo sus manos más blancas de lo normal.

Lucius le pasó un espejo a Sirius, quien se miró con confianza, convencido de que vería su propio reflejo. Sin embargo, cuando se encontró con el rostro de Severus Snape, la sorpresa y el desconcierto se apoderaron de él.

— ¡Esto no puede ser! —gritó Sirius, atónito.

Las miradas perplejas de Regulus, Lucius y Barty se centraron en Sirius, quien aún procesaba la impactante revelación de su reflejo en el espejo. El rostro de Severus Snape le devolvía la mirada, desafiante y ajeno.

— Snape, tranquilo, debe ser algún tipo de confusión. —intentó tranquilizar Lucius, pero Sirius, en el cuerpo de Severus, lo miró con desdén.

— ¿Confusión? ¡Esto es un desastre! ¿Qué hicieron? —exclamó Sirius, sintiendo una mezcla de enojo y ansiedad.

Regulus, confundido y preocupado, se acercó a Severus.

— Severus, ¿qué te pasó?

Sirius, incapaz de explicar la extraña situación, se limitó a mirar a Regulus con frustración. Bartemius, observando en silencio, parecía intrigado por el caos que se desarrollaba en la enfermería.

— Esto es imposible. No puede ser real. —murmuró Sirius para sí mismo, mientras Lucius y Barty intercambiaban miradas, intentando entender la situación.

— Es mejor que duerma volvemos después— dijo Barty llevando a Regulus y Lucius.

— Es mejor que duerma volvemos después—  dijo Barty llevando a Regulus y Lucius

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Sirius durmió durante un rato, convenciéndose de que todo era solo un sueño. Sin embargo, al despertar, la realidad le golpeó de nuevo: seguía atrapado en el cuerpo de Severus Snape. Escuchó pasos acercándose y, al girar la cabeza, vio a Severus, quien estaba en su propio cuerpo.

La confusión y la ira se apoderaron de Sirius, y sin pensarlo, comenzó a gritar.

— ¡Devuélveme mi cuerpo! ¡Maldita serpiente, me robaste mi cuerpo!

Severus, con una expresión impasible, respondió con frialdad.

— Cálmate,animal. Déjame hablar

— ¿Cómo quieres que me calme, eh? —gritó Sirius, la ira vibrando en su voz.

Severus, con su característica frialdad, respondió:

— Si no te calmas, me voy.

La tensión entre ellos seguía en aumento, como una tormenta a punto de estallar. La sala de la enfermería se llenaba de emociones desbordadas, y la única salida que Severus veía era retirarse antes de que la situación empeorara. Sirius, sin embargo, no estaba dispuesto a quedarse en silencio

— Al parecer, intercambiamos de cuerpos. —dijo Severus, intentando abordar la situación con seriedad.

Pero antes de que pudiera continuar, Sirius lo interrumpió con sarcasmo:

— ¡Vaya deducción!

— Voy a hacer la poción multijugos; me llevará dos días. Me ayudarás a robar los materiales —dictó Severus.

Sirius, enfadado, respondió:

— ¿Que vamos a vivir tomando poción multijugos? —dijo Sirius, expresando su frustración.

Severus, con su habitual frialdad, contraatacó:

— Tienes otra opción, genio. —dijo Severus, desafiante.

Mientras se miraban con odio, la enfermera vino y echó a Sirius, que estaba en el cuerpo de Severus, por estar ya bien.

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