James observaba con creciente preocupación los cambios en el comportamiento de Sirius desde el incidente con Severus. Como su compadre, como su hermano de otra sangre, sabía que Sirius no se comportaba como él mismo.
Era evidente en las pequeñas cosas. Sirius, el bromista incorregible, ahora comía con modales que nunca antes había mostrado. Se sentaba erguido, cuidando cada gesto. James recordaba las veces en que Sirius y él habían compartido risas estruendosas en el Gran Comedor, pero ahora esa risa era diferente. Era forzada.
Sus ojos, una vez llenos de travesuras y vitalidad, ahora reflejaban una profunda seriedad y, a veces, una oscuridad que inquietaba a James.
Las clases tampoco escapaban a la extraña metamorfosis de Sirius. Antes, solía distraerse fácilmente, burlándose de los profesores o charlando con las chicas. Ahora,prestaba más atención a las clases y hablaba menos. James intentó hablar con él varias veces, pero Sirius siempre respondía con evasivas, asegurando que todo estaba bien.
La situación alcanzó su punto álgido durante la práctica de Quidditch. James, como capitán del equipo de Gryffindor, notó que algo andaba mal cuando Sirius, uno de los mejores jugadores, no rendía como de costumbre.
— Compadre, ¿qué te pasa? —preguntó James, con tono preocupado.
— Estoy bien —respondió Sirius con una sonrisa forzada.
— Sirius, en serio, llevo dos días viéndote distinto. No eres tú —insistió James, con expresión seria.
— Estoy un poco mal —admitió finalmente Sirius.
Mientras discutían, el equipo de las serpientes se aproximaba para su parte de entrenamiento, liderado por Regulus, el hermano de Sirius.
-ehh ustedes vayase nos toca-Regulus, les indicó que se retiraran para dar paso a su práctica.
— ¿Qué hermanito tienes, compadre? —dijo James, dándole unos toques en la espalda a Sirius.
Con esa despedida, James y el resto del equipo de Gryffindor guardaron sus cosas. La preocupación por Sirius persistía en la mente de James, quien no estaba dispuesto a dejar que su amigo enfrentara sus problemas solo.
Los capitanes del equipo de Quidditch de cada casa en Hogwarts se encontraban reunidos , unidos para determinar los enfrentamientos, fechas y la lista de estudiantes que participarían en los próximos partidos. La anticipación se palpaba en el ambiente mientras los líderes de Gryffindor, Ravenclaw, Hufflepuff y Slytherin discutían estrategias y coordinaban los detalles logísticos.
En medio de la efervescencia, James Potter observaba a Regulus con atención. Algo en la expresión de su rostro indicaba que su mente estaba en otra parte, ajena a las conversaciones que tenían lugar en la sala. La profesora de vuelo, encargada de organizar los encuentros, anunció los primeros enfrentamientos: Gryffindor se mediría contra Ravenclaw, y Hufflepuff tendría un enfrentamiento con Slytherin.
Cuando los capitanes comenzaron a dispersarse, James decidió seguir a Regulus.
"Hey, Regulus", dijo James, intentando romper el hielo.
"No estoy para tus tonterías, Potter", respondió Regulus, su tono revelando claramente su desagrado.
James, decidido, continuó: "Voy a ser muy puntual. Tu hermano está actuando extraño."
Regulus frunció el ceño con desinterés. "No me importa Sirius."
La respuesta de Regulus irritó a James, quien sintió que no estaba siendo escuchado. "Déjame terminar de hablar", exigió.
"¿Por qué tendría que escucharte?", replicó Regulus con una actitud desafiante.
"Si no te importa tu hermano, al menos debería importarte tu amiguito Snivellus", dijo James.
"No vuelvas a llamarlo así en mi presencia", advirtió Regulus, su mirada tornándose amenazadora.
" Hablar con serpientes no sirve de nada", respondió James antes de dar la vuelta y alejarse.
¡Hola querida gente! Este capitulo estuvo un poquito corto espero que lo disfruten.
¡Prepárense para más emociones en los próximos capítulos!
Hasta la próxima🧙♂️📖✨
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Ser tú
FanficLa enemistad entre Sirius Black y Severus Snape era bien conocida en Hogwarts. Ambos se despreciaban mutuamente, intercambiando insultos y maldiciones en cada encuentro. Sin embargo, un día, un accidente cambió todo. En un abrir y cerrar de ojos, s...