viviendo como tú

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Sirius se encontraba aburrido y molesto por estar rodeado de tantas serpientes. Para matar el tiempo, decidió jugar con su propio cabello largo, el cual, aunque olía bien, le molestaba profundamente. Con el objetivo de hacerse un peinado que lo viera más atractivo, comenzó a experimentar con su melena. Esta acción provocó que todas las demás serpientes lo miraran con extrañeza al verlo comportarse de manera inusual.

Después de unas cuantas horas, Sirius logró crear un peinado que le gustaba. Mirándose en el espejo, empezó a pensar que Severus no estaba tan mal después de todo.

Viendo que ya era hora de ir al Gran Comedor a comer, Sirius no entendía cómo Severus siempre andaba con tantas ropas. A él solo le gustaba llevar la camisa, no era su estilo llevar mucha ropa. Mientras se arreglaba, vio que alguien entraba; era Regulus.

— Severus, no estás preocupando mucho por tu comportamiento. ¿En serio estás bien? —preguntó Regulus con preocupación.

— Demasiado bien, Regulus. ¿Qué opinas de mi peinado? ¿Está bien? —dijo Sirius, sonriendo.

Regulus, con lágrimas en los ojos, le dijo a Sirius:

— Severus, no quiero que vayas a San Mungo.

Sirius vio a su hermano llorar, se sintió confuso y decidió actuar como Severus para no preocuparlo.

— Regulus, deja de llorar. Vas a convertirte en un pequeño chillón, como tu hermano. —intentó actuar lo más parecido a Severus posible, esforzándose por adoptar una mirada desinteresada.

— Severus, si eres Severus. —dijo Regulus abrazándolo.

— Ve yendo al comedor, ya los alcanzo en un rato. —dijo Sirius, tratando de mantener la apariencia de Severus.

Regulus salió y Sirius decidió no ir solo con la camisa, sabía que a su hermano le daría un ataque al corazón. Optó por vestir una camisa y llevar una capa. Cuando se colocó la camisa, notó que en el cuerpo de Severus había algunas cicatrices. Su piel era pálida, con una buena cintura. Se tocó un poco y era suave. Luego, se preguntó qué estaba haciendo con el cuerpo de "grasiento".

Al entrar al comedor, notó las miradas curiosas de los demás estudiantes, pero intentó ignorarlas. Buscó con la mirada a Regulus y se sentó a su lado, manteniendo la fachada de Severus Snape.

Severus se dio cuenta de que James comía como un verdadero cerdo, mucho más de lo que él había pensado. Remus, en cambio, mostraba modales en la mesa y comía adecuadamente. Peter estaba en algún punto intermedio.

Severus, utilizando los cubiertos con la misma precisión de siempre, notó las miradas extrañas que le dirigían los demás

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Severus, utilizando los cubiertos con la misma precisión de siempre, notó las miradas extrañas que le dirigían los demás. Observó a Sirius en su cuerpo, sentado con Lucius, Barty y Regulus, luciendo un peinado que ni de coña Severus se haría, aunque tenía que admitir que le quedaba bien.

Después de terminar su comida, Severus salió del Gran Comedor acompañado por los amigos de Black. En su camino, una chica de Hufflepuff se le acercó y se lanzó hacia él. Los amigos de Black, entre risas, se apartaron dejándolo a solas con la chica. Severus, mirándola directamente, consideró su comportamiento indecente y, sin rodeos, le dejó claro que no estaba interesado y le pidió que se apartara de su vista.

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