La tensión entre Sirius Black y Severus Snape aumentaba con cada paso en el oscuro pasadizo que conducía al aula de pociones.
Ambos se miraron con desconfianza, listos para llevar a cabo su plan de robar los materiales para la poción multijugos.
—Llegaste tarde,Black. ¿Qué te retuvo? —preguntó Severus con una mirada afilada.
—No es asunto tuyo, sanguijuela. Puede que algunos de nosotros tengamos responsabilidades reales —respondió Sirius, con una sonrisa socarrona.
Severus frunció el ceño, aguardando la oportunidad de lanzar su réplica.
—Responsabilidades. Eso es algo nuevo para alguien como tú, Black.
Sirius, ignorando el comentario, se adentró en el pasadizo hacia el salón de pociones..
—No tienes que seguirme , Quejicus.Puedo hacerlo solo.
Severus lo siguió, manteniendo una distancia prudencial.
—Idiota,estas en mi cuerpo si te castigan me castigan a mí .
La tensión entre ambos magos era palpable mientras entraban sigilosamente en el aula . Los estantes repletos de ingredientes centelleaban en la penumbra.
El oscuro pasadizo resonaba con los sonidos de la noche mientras Sirius Black y Severus Snape avanzaban furtivamente en busca de ingredientes para la poción multijugos. Sirius, con sus sentidos aguzados, captó el suave murmullo de la gata Filch, que rondaba por los pasillos.
—Shh —susurró Sirius, deteniéndose y apretando el brazo de Severus para advertirle.
Severus frunció el ceño, molesto por la interrupción.
—¿Qué demonios estás haciendo, Black? —murmuró Severus entre dientes.
Sirius, ignorando la queja de Severus, lo arrastró hacia un armario cercano justo cuando la gata de Filch se acercaba. Ambos se apretujaron en el oscuro espacio, sintiendo la estrechez del lugar.
—Silencio. No queremos que Filch nos descubra. —advirtió Sirius, colocando su mano en el boca de Severus para asegurarse de que se mantuviera en silencio.
Severus, aún murmurando protestas, se vio obligado a callarse mientras Filch pasaba cerca del armario. La gata, inquieta, olisqueaba el aire antes de continuar su patrulla nocturna.
Cuando los sonidos de Filch se desvanecieron, Sirius retiró su mano , indicando que podían salir del escondite. Con precaución, abrieron la puerta del armario y se deslizaron silenciosamente hacia el pasillo.
—Eso estuvo cerca.. —sugirió Sirius.
En el tercer piso, en el cuarto de chicas, Sirius Black y Severus Snape dejaron cuidadosamente los ingredientes para la poción multijugos. El ambiente estaba tenso, sabían que debían ser rápidos para evitar ser descubiertos. Justo cuando estaban a punto de salir, el fantasma de la Chica del Baño, Myrtle, se materializó frente a ellos con una expresión juguetona.
—¡Hola, chicos! ¿Qué están haciendo aquí? —preguntó Myrtle, deslizando sus dedos incorpóreos por el cabello de Severus, quien estaba en el cuerpo de Sirius.
Severus, incómodo, intentó apartarse, pero Myrtle persistía en su coqueteo. Sirius, en ese cuerpo, no estaba dispuesto a tolerarlo.
— Necesitamos irnos —intervino Serverus, cortante.
—Oh, qué malhumorado eres. No conocía esa faceta tuya, Sirius. ¿Es por Severus? —preguntó Myrtle, con una risita fantasmal.
Severus ignoró a Myrtle y se dirigió directamente hacia la salida. Mientras tanto, Sirius en el cuerpo de Severus se despedía de Myrtle, la fantasma llorona del baño.
— Hasta con la fantasma coqueteas, Black.
—No juzgo a las mujeres, todas son guapas—dijo Sirius con su sonrisa característica.
— Me da escalofríos verte sonreír con mi cuerpo —dijo Severus.
— Y a mí verme muy serio —contestó Black.
Hubo un breve silencio, y Sirius continuó:
— ¿Cómo te va siendo yo?
— Estaría bien si tus amigos no estuvieran —dijo Severus, con su mirada un poco relajada
— Lo mismo opino, pero me alegra estar con Regulus —respondió Sirius, con una sonrisa que cuando vio Severus le gusto
— Lo mismo opino, pero me alegra estar con Regulus —respondió Sirius con una sonrisa que, sorprendentemente, iluminó su rostro de una manera que Severus no recordaba haber visto antes.
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Ser tú
FanfictionLa enemistad entre Sirius Black y Severus Snape era bien conocida en Hogwarts. Ambos se despreciaban mutuamente, intercambiando insultos y maldiciones en cada encuentro. Sin embargo, un día, un accidente cambió todo. En un abrir y cerrar de ojos, s...