Capitulo 13

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— ¿Nunca te lo quitas?

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— ¿Nunca te lo quitas?.

— No-no ¿Por qué lo haría?.

— Ummm, debe molestarte al dormir— susurró más para ella que para mí. Todavía pasaba sus manos por el collar, la sensación de sus yemas por el material me erizaba la piel— ¿Has dormido bien?.

¿Por qué me pregunta esto?.

¿Qué quiere en realidad?.

— Si, claro que duermo bien ¿Por qué te interesa eso?— me retiré de una vez por todas de su toque, aún estábamos ambas en la banca, pero con suficiente distancia entre las dos. Fue una acción involuntaria, pero me alegro de haberla hecho.

— Por nada. Mera curiosidad— respondió con sus ojos aún en el collar que tenía— Yo... yo solo quería saber como has estado. No hablamos casi en clase últimamente y eso me entristece un poco. ¿Estás ignorándome?

Quería, de verdad quería torcer los ojos por lo hipócrita que sonaron esas palabras por parte de ella. Definitivamente Laila Ferrer es una actriz de primera, siempre haciéndose la víctima en todo.

— Yo...— abrí y cerré la boca para no salirle con una grosería. De alguna manera el valor había vuelto a mi cuerpo, y quería confrontarla, decirle que en realidad era ella la que me ignoraba ¿Pero sería buena idea? ¿Y si en serio es una bruja y me hace algo?— Yo no soy de mucha platica, de hecho no soy nada buena en las conversaciones.

¡No te quiero cerca!.

El ambiente de un momento a otro comenzó a cambiar aún más, ya no era solo incomodo sino que ahora una energía pesada me comprimía los pulmones, el aire me faltaba y una migraña apareció de la nada; quería vomitar, quería ¿acercarme a ella? ¿Por qué querría acercarme a ella? Eso sería lo último que yo querría. La quiero lejos, lo más lejos que me sea posible.

— ¿Te sientes mal, Candela?.

— No, estoy bien. No es nada.

— No te ves bien ¿Te duele algo?.

No me importó estar mareada, ni siquiera me importó caer al suelo; cuando su mano iba a acariciar mi cabello yo... yo me aparté. No me gustaba que me tocaran la cabeza, mi abuela dice que no hay que dejarse tocar el cabello de cualquier persona y sinceramente no quiero que ella lo toque.— Estoy bien, solo tengo que dormir. Si eso haré: Dormiré un rato y... y eso.

Lilia me miró por segundos sin ninguna expresión en su rostro, respiró y en menos de nada una sonrisa comprensiva se plasmó en su cara— Te entiendo, estás cansada. Sabes creo que Jennifer se tardará un rato con Fernando ¿Por qué no caminamos un rato?.

No, no no no.

No puedo, estoy cuidando a las niñas y...

— Tranquila, Candela— trató de calmarme con su cercanía, pero solo me alertaba más. Desde aquí podía ver con más claridad las líneas de su delineado e incluso pude ver con más detalle sus facciones; su mirada era filosa, sus iris oscuras brillaban, juro por Dios que brillaban como los ojos de un gato en la oscuridad, y... y esa sonrisa me inquietaba, me sentía inofensiva frente a ella— Te noto nerviosa. No puedo, ni quiero hacerte nada.

Mi Último añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora