Capitulo 19

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Son las siete en punto y ya quiero salir de aquí, me siento ahogada, la parte interna de mi labio inferior está sangrando y aunque me duele sigo mordiéndolo con fuerza, trato de concentrarme en anotar todo lo que el profesor coloca en el tablero, ...

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Son las siete en punto y ya quiero salir de aquí, me siento ahogada, la parte interna de mi labio inferior está sangrando y aunque me duele sigo mordiéndolo con fuerza, trato de concentrarme en anotar todo lo que el profesor coloca en el tablero, pero no lo consigo, mi mente se a ido a alguna parte fuera del salón de clases, el sueño se ha esfumado de mi sistema desde que la ojos de gato se sentó atrás mío, el miedo de que tome uno de mis cabellos me aterra, ni siquiera sentiría si arranca uno de ellos, maldita sea la hora en la que decidí sentarme en uno de los últimos puesto, en ocasiones me molesta ser tan... tan yo.

— Señorita— escucho como el profesor habla, pero no presto atención, sigo mirando a la nada mientras golpeo el bolígrafo contra la silla.— Usted, señorita— parpadeó cuando se para justo en frente de mí— ¿Puede dejar de hacer ese ruido?.

— Di-Disculpe.

El profesor de sociales resopla mirándome desde arriba.

— ¿Puede decirme de que estoy hablando? Ha prestado atención como todos me imagino.

— ¿De lo que usted estaba hablando?— repitió la pregunta con el pulso a mil... de nuevo— No-no lo sé, profesor.

— ¿Y puedo saber por qué?— guardé silencio— Ya veo. Si le parece tan aburrida mi clase puede salirse, es más, tomé sus cosas y salga.

— Pero profesor...

— Tomé sus cosas y salga, no lo repetiré una vez más, señorita.

Me clavé las uñas en la palma de mi mano y recogí mis cosas sin despegar la mirada del profesor hasta que salí del aula, caminé con lentitud sacando todo el aire de mis pulmones, saqué mis audífonos del bolso, encendí el Bluetooth y simplemente dejé que la música empezará a reproducirse de manera aleatoria, me senté en la banca de cemento del parque ubicando mi cabeza en el espaldar, observé las hojas verdes de los arboles encima de mi cabeza, el cielo estaba despejado y cálido, hacía un calor casi sofocante hoy, como desearía estar en un salón con aire ahora mismo y aún falta demasiado para que se acabe la hora de clases.

Esperé, esperé y esperé, las horas en el reloj me parecieron una eternidad, no me gusta estar sola por mucho tiempo, tampoco me gusta el silencio prolongado, eso siempre hace que las voces en mi cabeza se escuchen con más fuerza dentro de mí y... no quiero deprimirme por cosas que ya han pasado, me remuevo en la banca al sentir como una de mis piernas se adormece por la posición en la que estoy, no escucho el timbre por los audífonos pero noto que ya acabó la última hora antes del descanso al ver como varios salen apresurados con rumbo a la cafetería, supongo que las chicas tardaran un rato en llegar aquí de todas formas. No pretendo ir al salón de maestros ¿Qué voy a hacer allá? Lo veo innecesario la verdad, puede decirme lo que sea que va a decirme justo aquí, no tengo por qué moverme.

Estaba decidida a hacer justo eso, al menos Fernando y Aiden habían llegado a las bancas, estábamos hablando muy animadamente sobre un paseo que teníamos planeado cuando una Lilia muy seria se nos acerca, estaba ahí parada frente a nosotros con los brazos cruzados sobre su pecho, su ceja se alza y se curva justo en donde su piercing cuelga.

Mi Último añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora