Capítulo 15

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¿Qué sabía mi abuela que yo no? Porque no puede ser una casualidad que ella sepa sin yo decirle quien era la chica de mis pesadillas; el único que sabía del asunto era Fernando y no creo que él le haya comentado algo ¿Entonces cómo lo supo?

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¿Qué sabía mi abuela que yo no? Porque no puede ser una casualidad que ella sepa sin yo decirle quien era la chica de mis pesadillas; el único que sabía del asunto era Fernando y no creo que él le haya comentado algo ¿Entonces cómo lo supo?. Después de que rompiéramos el collar me sacó de su habitación para poder descansar un rato, pero los susurros que se arrastraban por debajo de la puerta daban otra señal. Las voces entremezcladas unas con otras confundían mis oídos y mi cabeza al no poder concentrarme en una sola; miré a el castaño y le pregunté si lograba escucharlas, pero al ver su negación una corriente extraña golpeó mi pecho y abrí mis ojos con miedo plasmados en ellos.

¿Me estoy volviendo loca?.

Se que no soy la persona más sana mentalmente, pero no creo que esté perdiendo tanto así la cabeza. No deseo llegar a el punto en el que mi vida dependerá de las medicinas de un psiquiátrico con enfermeros y doctores que abusan de sus pacientes porque su mente abandonó sus cuerpos hace años; tampoco quiero someterme a un cura, francamente no me agrada la idea de que un pecador, al igual que yo conozca mis supuestos pecados. ¿Entonces que opción me queda? Mis padres no son una, Fernando es mi confidente y aún así estoy dudando, no quiero meterlo demasiado en esto. ¿Mi abuela? Pues ella si sería una opción, osea ya sabe lo que está pasando y todo eso. De alguna manera me alivia encontrar respuestas, pero con ellas llegan más preguntas totalmente diferentes que no se resolverán solas.

Olvidando un poco ese asunto, el fin de semana se fue volando y con ella se llevó la paz que me transmitía estar encerrada en las cuatro paredes de mi habitación; toda la tranquilidad y el silencio fue remplazado por el desorden y el bullicio de un salón de clases lleno de chicos que se concentran más en sus teléfonos que en el propio profesor, aunque a él no parece molestarle mucho, seguramente ya se dio cuenta, pero se limita a observar y a anotar todo en su planilla para al final del periodo cobrárselas. Yo por mi parte solo me limito a escribir todo lo que considero importante para los futuros exámenes; de vez en cuando me remuevo incomoda en mi silla por la mirada que me taladra desde la esquina del salón, una pesadez me invade y las ganas de vomitar atacan con hacer un desastre en el piso del salón de biología. Me obligo a tragar con fuerza, ignorando el nudo que se empieza crear en mi estomago y rezo a todos los santos que conozco para que no suceda tal cosa aquí; debo ignorarla, me lo ha dicho la abuela, debo hacerle caso; ella no merece mi atención y ahora qué se que si es una bruja menos debo acercármele. Lilia Ferrer es alguien tóxico y dañado para mí, una masa llena de oscuridad que me manchara si le doy la oportunidad.

Me pego al espaldar de la silla y me limito a observan por una de las ventanas entreabiertas del salón lo único que mi vista alcanza a divisar. No es la más interesante la que tengo frente a mis ojos, pero justo ahora hasta una hoja en el viento sería una buena distracción; las voces de mis compañeros junto con las miradas de la bibidi han quedado en según plano, he sido absorbida por mis propios pensamientos. El día de hoy tiene un deprimente color grisáceo— Seguramente lloverá— pronuncio las palabras con lentitud en mi propia cabeza, añorando que no quede en una simple amenaza por parte de los cielos. Las dos horas de biología pasan por fin, así me levanto de mi silla apenas suena el aturdidor timbre por los pasillos, echándome el bolso sobre mi espalda para salir a toda maquina del salón junto con otros cuantos que salieron antes que yo.

Mi Último añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora