Capítulo 25

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El ambiente en el colegio ha estado

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El ambiente en el colegio ha estado... raro, se nota una tensión entre todos nosotros, yo no somos compañeros, ahora somos rivales, el salón entero está dividido en cinco grupos y se ha extendido tanto que incluso los profesores lo notas y han hecho comentarios al respecto, se ha perdido el compañerismo que veníamos trayendo desde primaria por una sola persona: Lilia Ferrer, desde que ella está al mando de la personería todo, absolutamente todo a cambiado, ahora realizan "juegos" en los que todos se tiran cosas en cara, chicos que antes eran amigos lanzándose verdades a la cara sin importar quien los oiga, grupos de amigas fracturados por una nota enviada por alguien anónimo, peleas que han dejado a nuestro salón como el peor de todo el colegio y yo solo me pregunto ¿Qué pasó? Antes el colegio era mi refugio, un lugar en el que solo tenía que concentrarme en las clases, exámenes y exposiciones que tuviera pendientes, donde podía conversar libremente de cualquier tema random, pero ya no es así, al entrar lo primero que notas son las miradas cargadas de envidia, rabia y descontento con las que se miran unos a otros, ya no puedes sentarte en la esquina porque ahí van el grupo de las alumnas "superiores", no puedes sentarte al fondo porque ahí los payasos de la clase, al frente aquellos que no tienen un grupo fijo y, en el medio van aquellos que como yo, quieren pasar desapercibidos.

Ahora esas son las normas impuestas en el salón, las que antes saludaba con amabilidad se han vuelto oídos sordos a mis saludos o simplemente tienen el descaro de verme y simplemente ignorarme como si no existiera, cuando expongo con mis amigos sentimos las miradas burlonas del grupo de Lilia, tal como ahora, estoy parada en medio del salón sin ni siquiera empezar a hablar y ya me siento intimidada, el aire se estanca en mi garganta y por un momento todo lo que estudié desaparece, tengo que obligarme a respirar y desviar la vista de ellos hacía la pared del fondo, mis dedos acarician los anillos que decoran mi mano izquierda en un intento de aliviar un poco los nervios, empiezo y no llevo ni cinco minutos hablando cuando la primera risa se escucha, camuflada entre la gente, pero que aún así no pasa desapercibida para mi dañada audición, la profesora me hace detenerme y se para junto a mí, mirando a todos con su característica expresión intimidante.

— Me parece una completa vergüenza ver en lo que se han convertido— comienza su discurso, apretando con una de sus manos mi hombro, yo la miró por un breve instante y respiro para tranquilizarme.— Más aún tu, Jesús. Siempre has sido desordenado, pero no tanto como ahora y me da pena ajena que te estés burlando de alguien que si estudio para sacar buena nota, porque tu no lo hiciste, así que o se callan o se van de mi clase— dijo, abriendo la puerta del salón, sus pasos resonando con seguridad en el suelo de cerámica cuando se devolvió y ahora dirigía su atención hacia la ojos de gato— Y tu, Lilia— mencionó con un siseo desagradable, haciendo que la mencionada solo apoyará la parte superior de su mano en su barbilla, observándola como si la profesora no fuera más que un simple chiste— Me llena de descontento tener que llamar a alguien como tu personera, llevamos tres meses de clases y aún no te conozco la voz, ni tu cuaderno ¿Esa es la imagen que quieres darle al resto? Te ríes de tus compañeras y apuesto a que no vas a exponer, porque si lo vas a hacer te invito a pararte aquí al frente como lo están haciendo Candela y Gretta, pero apuesto a que no expondrás porque no tienes nada.

Mi Último añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora