Y entonces te vi, te vi dormida en ese ataúd con una paz que envidié, ya no había dolor, preocupación, ansiedad...Eras tú, siendo tú; sin todos esos cables, sin forzarte a respirar y por primera vez en un mes y medio podía respirar bien, me sentí menos pesada, te vi tan cómoda que deseé meterme contigo ahí dentro, abrazarte y cerrar aquella caja, "vámonos"; pensé, pero no se podía, yo todavía tenía que hacer cosas aquí y tú tenías que llegar allá a ser feliz.
-meessf.
ig: meessf01
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Cartas sin latidos.
Poésiecontrario al título; aquí encontrarás mucho más que simples latidos.