El sol comenzaba a ocultarse y una luz anaranjada bañaba todo alrededor dándole un aspecto adormecido al paisaje, había sido un viaje largo pero ameno gracias a la buena compañía y los pastelillos de fruta que les envió Bell para el camino, se sentían bastante agotados. Sam dejó a Merry y Pippin en el departamento del mayor con cálidas despedidas junto a promesas de próximas reuniones por venir.
Rosie había decidido pasarse al asiento trasero para dormir de manera más cómoda cambiando puestos con Frodo, el resto del viaje fue tranquilo, el castaño miraba por la ventana escuchando atentamente como Sam canturreaba suavemente las canciones de la radio. El cielo estaba bañado de un brillo rojizo cuando llegaron a la casa de los Baggins.
-Gracias por... todo, Sam- le dijo Frodo con una tímida sonrisa.
-No agradezcas- respondió en voz baja observando el rostro apacible de Frodo bajo la poca luz del ocaso.
El castaño desconectó su cinturón de seguridad pero no se movió del asiento, su mirada buscaba la de Sam. Intentando decir algo a través de la luz celeste apenas visible.
-Nos vemos- soltó al fin, rompiendo el extraño trance que se había creado.
Sam sintió como su pecho se cerraba, pero la sensación no era desagradable; todo lo contrario, le recordó al sentimiento que tuvo el día anterior bajo la lluvia- Nos vemos, Frodo.
El castaño sonrió por última vez antes de salir del carro.
~°~
Sam sentía la cabeza pesada, tal vez se debía al calor repentino que azotaba aquella soleada mañana de martes o quizá al interminable montón de papeleo por llenar que tenía al joven ocupado en sus últimos días de vacaciones.
Suspiró pesadamente, deseando que las vacaciones volvieran a ser tan sencillas como lo eran en el colegio cuando podía simplemente ir al río con sus hermanas... Sam sacudió su cabeza apartando esos pensamientos distractores y volvió a enfocarse en su tarea actual de rellenar formularios, pensó que todo sería un poco menos estresante si al menos pudiera distraerse un poco conversando con Frodo ya que Rosie salió para realizar algún trámite de matrícula, pero lamentablemente el castaño estaba demasiado ocupado intentando acostumbrarse a su nuevo estilo de vida por lo que no habían hablado desde que regresaron de su viaje...
Sam se rindió de su tarea y se echó en el suelo de su sala, sentía gotas de sudor resbalar por sus sienes. Esperaba que pronto regresara Rosie con el helado que prometió comprar o que inexplicablemente Frodo necesitara ayuda en la instalación de algún electrodoméstico, al menos esto último solo era una fantasía tonta entre los sueños cansados de Sam.
¿Quién lo diría? Enamorarte de tu empleador era complicado, en especial cuando parece cada vez necesitarte menos. Sam suspiró y revolvió su cabello cobrizo, no era momento de pensar en estas cosas. Miró al techo con una pregunta posando en su pecho y subiendo por su garganta: ¿Frodo también se sentirá así?
~°~
Un viento primaveral azotaba la tarde, Sam se encontraba camino a la gran biblioteca para regresar un libro sobre psicología que Rosie le había dado ya que la pobre rubia había sucumbido ante las alergias de estación y no podía regresar el libro prestado ella misma. Sam suspiró antes de entrar en el gran edificio, un poco de aire fresco le haría bien.
Un vez dentro de la biblioteca se sintió impresionado por las nuevas estanterías que podían verse, al parecer habían abierto una nueva sección hace poco, Sam pensó que debería volver otro día a revisarla. Decidió tomarse su tiempo, fisgoneando entre los pasillos y revisando los libros que le parecían interesantes, tanto tiempo encerrado firmando documentos no era sano para nadie.

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Flores y cenizas (Samfro)
Hayran KurguFrodo Baggins es alguien... peculiar, una persona algo diferente y alguien sin un futuro claro. Algo desorganizado y sin cuidado sobre el mismo, nada parecido a cierto rubio. Sam Gamgee un chico de campo, un niño estrella, alguien con un gran futuro...