𝐄𝐥𝐞𝐯𝐞𝐧

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El problema con Tzuyu es que se estaba tardando demasiado en tomar una decisión: pensaba demasiado las cosas.

En su defensa...

En su defensa Nayeon entró a su corazón de la nada con comida gratis intentando conquistarla. Lo cual resultó desde un principio, solo que a Tzuyu le gustaba hacerse la difícil.

Y ahora Nayeon se volvió increíblemente sexy con su cabello rojizo y su estilo de ropa "rebelde".

—¿Dahyun Kim?

—Presente.

—¿Chou Tzuyu?

—Presente presidente.

Pero que.

Sana soltó una carcajada.—¿por qué dijiste eso?

—N-no se, fue lo primero que se me vino a la mente.

—Por pensar en Nayeon te pasa eso. —jugueteó Dahyun, subiendo sus cejas de forma graciosa.

—Calla.

[...]

—oigan... ¡oigan! —todas se giraron para ver a Jihyo, quien llegaba con una bandeja de comida.—hay una chica muy sexy detrás de la escuela, está preguntando por a ti.

—¿por mi? —la castaña frunció su ceño.
—Sí.

Sana hizo una mueca y lo pensó, definitivamente no podía ser Nayeon ya que ella estaba en horario de trabajo.

—Iré a ver.

Tzuyu camino por todos los pasillos del colegio hasta llegar a su destino, no sin antes asegurarse de que nadie la viera.

—¿Nayeon?

—Chuwi. —sonrió nerviosa, lo cual se le hizo raro a la rubia pero simplemente no le tomó importancia.

—te extrañe.

Chou cerró sus ojos con fuerza cuando vio el rostro de la pelinegra acercarse al suyo. Hace mucho no sentía sus labios, y siendo sincera lo extrañaba mucho. La ilusión de menor cayó cuando escuchó la suave risa de Im sobre sus labios. ¿Iba a besarla o no?

—Tengo que decirte algo.
—¿pasa algo?

—¿qué clases tienes después?
—2 horas de biología y 1 hora de física, ¿por qué?

—trae tus cosas. —ordenó.

—¿que, por qué?

lentamente Nayeon acercó su rostro al de la castaña y la besó dulcemente. Al separarse vio la tierna la sonrisa de Tzuyu en sus labios.

—escápate por hoy conmigo.

Tzuyu la miró con los ojos abiertos, intentando decir alguna palabra. Lo que dijo la pelinegra la tomó por sorpresa.

—trae tus cosas.

Ella no lo pensó mucho e hizo caso. Al fin y al cabo no es la primera vez que se escapaba.

Pasaron unos minutos y Tzuyu ya estaba con su mochila por sus hombros.
Nayeon sonrió.

—acompáñame. —pidió, tomando el brazo de Chou para que la siguiera.

Unos metros más y llegaron al estacionamiento. Tzuyu buscó la dichosa bici de la pelinegra, sin embargo se sorprendió al verla encender una motocicleta.

—¿pero que...?

—fue un regalo de nuestro padre, Jennie no quería que lo usara porque según ella es peligroso.

—¿sabes conducir?

—No, pero lo intentaré. Sube.

Ella negó con la cabeza y dio varios pasos atrás.

—No quiero morir.

—entonces sujétate fuerte a mi. Prometo que no te pasará nada.

Soltó un suspiro.

Con cuidado se apoyó sobre los hombros de Nayeon y subió a la moto. Una vez acomodada se sujetó con fuerza sobre la cintura de la pelinegra.

Aunque Nayeon no podía verla, Tzuyu estaba completamente roja al sentir los abdominales de la mayor. Estaba con un pánico enorme: no sabía ni lo que estaba haciendo.

Pero estaba con Nayeon.

—¿a donde vamos?

—será sorpresa.

𝙳𝙴𝙻𝙸𝚅𝙴𝚁𝚈 ᰔ𝙵 𝙺𝙸𝚂𝚂𝙴𝚂 💋 𝙽𝚊𝚃𝚣𝚞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora