Capítulo 21: El bosque.

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Mientras Luke y Rocío compartían un momento mágico bajo la luna y las estrellas, las risas de sus amigos sonaban a lo lejos.

–¿Nos hemos perdido algo importante? –pregunta Ángela.

Rocío y Luke sorprendidos, deciden separarse.

–Creo que la magia se ha roto... –le susurra Luke a Rocío en el oído.

–Claro que sí, gracias a nuestros amigos.

Después de la interrupción el grupo decide volver al campamento antes de que se haga más de noche y las linternas se queden sin batería. Rocío con una sonrisa se dirige a sus amigas.

–¿Qué ha pasado mientras estábamos lejos? –pregunta Aridna.

–Bueno... parece que el paseo se volvió algo romántico... –dice Rocío.

–¿Detalles? –pregunta Ariadna.

Rocío les cuenta todos los detalles a sus amigas.

–¡Ohh! Parece una película romántica –dice Ángela.

–La verdad que si, ha sido un momento muy especial.

En ese momento las chicas notan la ausencia de Jack y Luke.

–¿Dónde están los chicos? –pregunta Ángela.

–Tal vez... están más atrás –responde Ariadna.

Preocupadas, retrocedieron por el camino, buscándolos.

–¡Jack! ¡Luke! –grito Rocío.

No hubo respuesta. A medida que se adentraban en el bosque la oscuridad de la noche se apoderaba de ellas sin dejarles ver nada.

De tan oscuro que se hizo Ángela se fue por otro camino. Los gritos de Ariadna y Rocío cesaron al darse cuenta que Ángela ya no estaba con ellas.

–¿Ángela? ¿Dónde estás? –pregunta Rocío.

–Estaba con nosotras hace menos de un segundo.

El nerviosismo se apoderó de ellas.

–¡Ángela, responde por favor!

A pesar de sus esfuerzos Ángela había desaparecido. Ellas intercambiaron miradas.

–Ariadna, vamos a separarnos a ver si la encontramos.

Ellas tomaron caminos diferentes, mientras Rocío avanzaba ella sola, la oscuridad del bosque aumento su miedo.

De repente Rocío escucho un sonido inusual, el sonido se mezclaba con el aire.

–¿Ángela?

El sonido de repente se convirtió en un gruñido, el gruñido del animal resultaba cada vez más cerca mientras ella estaba sola en el bosque sin nadie a su alrededor.

De repente el gruñido resultó ser de un oso, Rocío con mucho cuidado y sin hacer ni un solo ruido decidió retroceder muy poco a poco para no alertar al animal.

Ariadna, avanzaba sola por el bosque. En un instante sus ojos se encontraron con una figura pequeña y peluda delante de ella. Con un escalofrío de sorpresa, se dio cuenta de que estaba cara a cara con la cría de un oso.

–Oh no...

La cría de oso, curiosa y asustada, la observaba. Ariadna, consciente de la delicada situación, intentó retroceder lentamente, evitando hacer movimientos bruscos.

–Tranquila, no voy a hacerte daño

Sin embargo, la cría de oso, sintiéndose amenazada, emitió un suave gruñido. Ariadna se detuvo, consciente de que la madre oso podría estar cerca.

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