Lagunilla Lunar

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Para F. S. H. P; siempre presente en mis escritos, al menos, por última vez, en este.

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Te conocí un verano,

con un mensaje inesperado

que abrazo mi corazón

y a mi espíritu reanimado.


El gris de mis días habías

coloreado, con tu sonrisa

sanaste un corazón que aún no veías,

pero que escuchaste y abrazaste

en cada lágrima caída.


A la luna yo le pedía,

algunas veces con alegría,

otras con idolatría,

si un día nos unía

bajo su velo de luz Maria.


Más nunca respuesta me daría,

pues incluso ella sabía

que nuestra historia pronto terminaría.


Aprendí a amar y añorar tu presencia,

quería besar cada parte de tu existencia,

y me dolía cada una de tus ausencias.


Pronto un día surgió un último "te amo",

sin saberlo ni presagiarlo,

nos decíamos adiós con cada reclamo.


Culpas van y culpas se desvanecen,

así como llegaste, sin más te deshaces

en mi memoria te alojaste,

y el fuego cubre ahora el corazón 

que un día valoraste.


Un día estaba solo,

al siguiente apareciste tu,

al poco tiempo solo fuimos nosotros dos.

Un día se volvió un año,

el año marcó la fecha de nuestro amor occiso,

en todo momento hicimos caso omiso,

hasta que un día los dos ya no pudimos.


Un día tenía miles de cartas,

al otro solo tiras y pedazos rotos,

y al final las cenizas de un amor

que anhelaba la unión de nuestros espíritus juntos.


Cuando las cenizas volaron,

se fueron las mentiras 

que ahora mismo perdono.


Acepte tu ida, 

y tu memoria atesoro,

incluso si la vida nos dio un mal otoño.


Ahora espero la llegada del invierno,

en busca de aquel abrazo tierno,

que me recuerde el calor de un amor sincero,

sin miedos ni desesperos.


Te dejo ir, y cierro mi duelo.

Cierro mi duelo y emprendo mi vuelo,

Pues 

sé que más allá de la tierra,

hallaré la luz de una nueva era.



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Hola de vuelta, viejos lectores. Si es que alguna vez alguien además de mi visito mis escritos.


Este poema lo dejaré descansando aquí, a sabiendas de que la persona de quién me inspire un día lo leerá.

Me duele como a todo poeta no poder hacer más que unos versos que alivien un corazón lleno de heridas abiertas, aunque pronto hallara sanación de nueva cuenta.

Quizás vuelva a escribir una vez entren las vacaciones de diciembre, y regresaré a esta cuenta ahora que mi pluma ha recuperado la tinta que le hacía falta.

Gracias a todos aquellos que formaron parte de la historia que el poema narra. Quizás no a detalle, pero sí lo que siento ahora mismo. Mi amiga poeta y escritora, Mel, me ayudó a elegir el título, sin saber el significado de la luna que poseo para la persona a quien dedico estas últimas palabras.

Cito lo que Mel dijo:

«La luna está presente todo el tiempo, no importa que la veamos o no. Lo mismo con los sentimientos que pensábamos que no estaban, quedan pequeños vestigios de ellos, como las lagunas que son cuerpos de agua que -entre sus razones- se dan porque se separaron del mar, sin embargo; existen».


Ahora bien, nos vemos pronto.

Gracias por seguir leyendo mis historias .

– Daniel S. Landero. 




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