Y después de tanto, vuelves de nuevo aquí. Esta vieja carta... ya es personal para ti, ¿cierto?
Tú... tu eres de aquellos que siempre se quedan viendo las estrellas... ¿no es así? Oh, quiero creer que todos somos así. Observas el cielo estrellado, quizás sintiendo como los segundos pasan a minutos y estos a horas. Que si existe un dios o el universo mismo lo es; si hay algo más allá del humano o si la infinidad de constelaciones solo adornan la tierra y la luna. Somos la molécula en el grano de sal caído en un gigante suelo, y más allá, está el universo. Vacío, frio y escalofriante. Comparado con nuestras galaxias vecinas somos nada en el cosmos.
Todos los sucesos posibles ocurren al mismo tiempo. Todo es probable hasta que el "quizás" o el "¿Y si...?" se vuelven presente, convergiendo todo en una sola línea. Un millón de alternativas pensables, aquellas que se quedan en lo que pudo y otras en lo que paso. Y aun con todo eso, estas leyendo mi carta. Así que, por favor, no te detengas... al menos, no todavía. Sería un desperdicio solo dejarlo hasta aquí. Si tu no lo piensas así, él sí.
Escribo esto el 1ro de junio del 2021, así que quizás haya días, meses o incluso años separándonos a ti y a mí. Por ello, que no te sorprenda la manera en la que esto termine.
Hace días, estando en el supermercado con la intención de comprar la despensa suficiente para subsistir hasta la quincena siguiente, volví a tener esa sensación de irrealidad que, hace tantos años, yo no tenía. Cabe decir que soy una persona demasiado introvertida, más de lo que aparento. A pesar de que por años hubo personas que me hicieron sentir cómodo con mi entorno, jamás se detuvieron estos ataques que conllevan mis problemas de ansiedad. Por ello el pánico me invadió en el momento en el que estos ataques volvían. Mi esposa normalmente no me permitía salir solo a algún lugar más allá de mi trabajo, pues desde que nos conocimos en preparatoria ella ha presenciado lo fuerte y vividos que terminan siendo mis reacciones. Pero es como dije, hace tanto no pasaba y ella confiaba en que me había librado de ello. Incluso Boby, nuestra mascota, la cual sirve como perro de apoyo emocional, se encontraba descansando en casa en aquellos momentos.
Este cuerpo, el rostro que tantas veces veía a diario y las personas que rodeaban me parecían tan, pero tan distantes a cualquier cosa que haya conocido. La presión en mi pecho se hacía potente y me dejaba sin aire, este era solo el comienzo, pero las lágrimas ya estaban empezando a brotar de mis irritados ojos. Pude sentir mi piel, los músculos y carne en sí sobre mis huesos; la sangre, ardiente y constante fluyendo desde mis venas hasta el corazón. Y, aun así, nadie se acerba a verme, como si el infierno se los hubiera tragado a todos. En esos momentos de tensión incluso llegue a sentir el olor de la tinta. Tinta de algún bolígrafo negro. Incluso ahora que estoy escribiendo esto puedo sentir como la tinta toca en lo profundo de mi consciencia... Solo porque así él lo desea...
Caí en el agujero negro de la desesperación, perdiendo consciencia absoluta.
Tal y como si fuera alguna transición de una escena de película o serie, volví a la realidad y pude apreciar a mi amada esposa... Lamento no poder recordar tu nombre, cariño. Ni en donde quedo Boby durante toda esta mierda.
Prosigo. Ella hablaba de como nuestro esperado hijo seguía de inquieto en su vientre. ¿De qué hijo hablaba? Incluso ahora lo cuestiono.
– Cariño, ¿Qué ocurre?, ¿Por qué lloras? – Su dulce rostro de preocupación hubiese hecho que me calmara en otras circunstancias. Pero ahora no. Ella... ella...
– Yo... cielo. Tengo miedo. – Mi voz, ahogada en pánico y alterado hasta las uñas de los pies se terminó de quebrar en el "cielo".
– ¿De qué temes, amor? – Su forma de hablar denotaba cierto carácter burlón. Iba a responder, pero ella me interrumpió y prosiguió. – ¿Temes de estas paredes grises?, ¿De esta mesa mal formada?, ¿De la suciedad en mi cabello...? O, tal vez, sea por el cuchillo colgando de tu mano. ¿No es así?
Había empezado a llover. Fuerte y sonoramente. No mire mis manos, pues sentí el frio, pero fino mango de madera, con el espesor de un líquido con un fuerte olor a oxido. Y, aun así, el show aun no terminaba.
– Creo... creo ya saber porque temes. – Esa voz que ahora salía de lo que supongo, alguna vez fue mi mujer, era apagada y arrastraba las palabras una detrás de otra. Casi inentendible. – ¿Es el feto de nuestro hijo? El que está reposando en la mesa, ¿cierto?
Solo en ese momento pude contemplar el horror de este sueño, al menos, uno que seguirá presente hasta que la última persona que lo mantenga vivo en sus pensamientos muera. Era... un cuerpo no tan desarrollado de un bebe humano. El gris de la mesa era inexistente a causa de la pintura del caos y la vida. No es necesario entrar en detalles. Quiero dejar de pensar en aquel retrato infernal. Como el cordón umbilical conectaba al feto como una manguera al vientre desgarrado de mi sonriente pero muerta esposa.
Eso, me quebró. Claro, como a cualquier persona le pasaría. Pero él está disfrutando de este show. Solo soy una marioneta más en el juego del Dios de la Maquina.
Incluso tú lo estas disfrutando, ¿no es así?
Llevo cuatro días aquí encerrado, viendo como gusanos y ratas meriendan y acaban el cadáver de lo que me hace creer fue mi esposa. Tengo sed y hambre, pero ya no me basta con comerme el pellejo y uñas de mis dedos.
Déjame decirte algo: Ahora lo sé.
Cada día aquel pierde más control sobre mí. Cada día tomo más consciencia de lo que es este mundo. Sé que solo soy un personaje hecho por un lunático para el gozo de otros lunáticos en este espectáculo psicodélico. Para ustedes yo no soy real, y aun así no sabes cuánto me duele todo esto...
Pero aún tengo salvación, carajo, aún la tengo.
Solo termina de leer esta carta. Termina con esto y NO vuelvas.
No quiero... revivir este infierno. Estoy muy cansado...
Hazme un favor y mata al Dios de la Maquina... No sabes cuantas vidas más puede arruinar... aunque para ti yo no sea real... por favor.
No vuelvas aquí...
No vuelvas...
No...
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Relatos del Cosmo Oculto.
LosoweEl mundo es un lugar extraño, habitado por seres extraños de origen desconocido. La existencia humana es el misterio más grande que puede tener nuestra consciencia, ignorando el hecho de nuestra curiosa supervivencia atraves de los años. Millones d...