CAPÍTULO 7

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Kamila

Unos insistentes toques en la puerta me despiertan pero estoy demasiado cansada como para levantarme a abrir así que sigo durmiendo como si nada.

─¡Virgen santísima!. ─exclama una voz femenina, eliminando todo ápice de sueño que había en mí.

Christina entra en la habitación y su expresión de asombro es casi tan grande como la mía de terror. ¡Mierda! Por qué todo me pasa a mí.

─Esto no es lo que parece, lo juro. ─me apresuro a decir mientras quito el pie de Damon de encima de mí.

─¡¿Ay, Damon, qué le hiciste?!.

─Yo no he hecho nada, nosotros la estábamos pasando de puta madre hasta que tú llegaste a interrumpir.

─Pero qué diabos dices, cállate. ─le doy un manotazo para que cierre su bocota y levanta las manos en señal de rendición.
─No le hagas caso, Christina, es un enfermo.

─Perdón. ─se disculpa ella. ─Papá te busca.

─Vale, ahora bajo.

─Primero tienes que bajarme otra cosa, se una buena chica y termina el trabajo. ─vuelve a hablar Damon y estoy segura que mi cara acaba de ponerse como un tomate.

─Cállate, idiota. ─este hombre solo sabe avergonzarme por Dios.

─Cállate. ─eleva las cejas “coquetamente” mientras frunce los labios. Por Dios se comporta como un niño de doce años. Pongo los ojos en blanco y le lanzo una almohada a la cara para luego irme a mi habitación.

                              ☆☆☆

─Christina dijo que me buscabas. ─pregunto entrando en la oficina de papá.

─Sí, tenemos que hablar. ─su expresión es seria y noto un ápice de preocupación en su voz.

─¿Pasa algo?. Te noto preocupado.

─En realidad sí, estoy preocupado. Supe lo del hombre que mataste en la misión...

─Estoy bien, papá. ─lo interrumpo. ─Era él o Damon. ─actúo calmada encogiéndome de hombros aunque por dentro soy como un edificio en demolición, pero mi papá no necesita otro dolor de cabeza que agregar a la lista.

─Honestamente, pensé que estarías devastada.

─Al principio sí, pero supongo que he sabido sobrellevarlo bien. Después de todo es la mafia, tampoco será la última vez que asesine, en algún momento tendré que hacerlo nuevamente.

─Es bueno saber que lo estás llevando bien y que intentas adaptarte rápido. ─me abraza de lado y deja un beso en mi sien.

Una vez termino la charla con papá me encamino a la habitación de Christina, necesito explicarle lo que vió esta mañana. Toco a su puerta y me adentro en su alcoba al escuchar el adelante.

─Hey. ─digo en forma de saludo mientras entro en su habitación. ─¿Qué haces?.

─Solo viendo unas fotos antiguas, de cuando estabamos en España. ─el silencio reina por unos breves segundos en lo que observo la foto en su celular.

La tomamos en nuestro primer dia de universidad. Estabamos los tres: Christina, Christopher y yo; todos felices y sonrientes. Un sentimiento de nostalgia se apodera de mí pero logro recomponerme rápidamente.

─¿Lo extrañas?. ─pregunta, refiriéndose no solo a Christopher, sino a la vida que llevábamos antes de que ocurriera todo esto; cuando vivíamos en la ignorancia.

Imperio de mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora