CAPÍTULO 5

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Tres semanas después

Damon

Ya ha pasado un mes desde que llegó mi tío con mi prima y la otra bastarda y he de aceptar que la monjita ha aprendido bastante, incluso juraría que ha cambiado un poco pues ya no viste esas faldas horribles y hasta suelta tacos, aunque creo que eso se lo he pegado yo. Ya mañana nos demostraría de que está hecha pues será su primera misión. Tenemos que recuperar una mercancía que nos han robado los Banner; hace un par de minutos habíamos acabado de salir de la oficina de los jefes para planear la misión.

El plan es sencillo, Daniela logró pinchar el móvil de la mano derecha de Carl Banner y así supimos que, dentro de unas horas, regresaría a su casa y podríamos interceptarlo a mitad del camino. Aproximadamente dos horas más tarde, Lydia, Seth y yo llegamos al lugar donde secuestraríamos a Barry ─nuestro hombre en cuestión ─ y no pasa mucho tiempo cuando vemos su auto estacionarse en la gasolinera que frecuenta cada día para llenar el tanque. Lydia se acerca y da un par de toques en la ventanilla del copiloto; el plan es que ella consiga que Barry la deje entrar en su auto, lo logra y una vez la vemos entrar, Seth y yo nos subimos en la parte trasera, tomandolo por sorpresa. Lo amenazo poniendole el arma en la cabeza y Lydia hace lo mismo pero apuntando a su entrepierna.

─Acelera. ─odeno. ─Vamos a dar un paseito. ─obedece a regañadientes pero a sabiendas de que es lo mejor si no quiere acabar con los sesos esparcidos por todo el auto o con las bolas explotadas.

Lo obligamos a conducir hasta el gimnasio para poner en marcha la segunda parte del plan: sacarle a muesto invitado la ubicación de nuestra mercancía. Kamila estaría con nosotros todo el tiempo para que se familiarice con la forma en que trabajamos en la mafia, Ernesto cree que desde ya debería adaptarse a ver derramamiento de sangre, yo, sin embargo, pienso que a estas alturas la monjita ya debería tener los testículos de acero porque un líder sin cojones simplemente no es un lider; mi tío se ha retrasado demasiado con la inclusión de mi prima en este mundo a sabiendas de que tarde o temprano ella tendría que liderarlo.

─¿Dónde tiene tu jefe mi mercancía? ─le pregunto al hombre atado a la silla frente a mi mientras saco el cuchillo que acabo de clavarle en la pierna.

─Pierdes tu tiempo, Diablo, no diré una sola palabra.

─¿En serio? ─cuestiono con una sonrisa ladeada. ─¿Y si te digo que sabemos donde están tu mujer y tu hijo. ─enseguida su rostro se tuerce en una mueca de preocupación que intenta disimular pero que a mi no me pasa inadvertida.

─Ya conozco esas tácticas, Damon Stone, llevo más de quince años en este negocio y vas a necesitar algo mas que amenazas vacías para hacerme hablar. ─sabía que diría algo como eso y que haría falta algo más que una simple tortura física para que cantara, por eso siempre tengo un plan de respaldo y esta vez no es la excepción.

─Entonces espero que también conozcas lo que le sigue a esto si no cooperas. ─le muestro un vídeo de la fachada de su casa.

Pretende hablar pero lo corto mostrándole otros vídeos, esta vez del interior de la casa. Daniela logró entrar al sistema de cámaras de seguridad de su casa y de ahí es que provienen los vídeos que le muestro, y en uno de ellos aparece su esposa ayudando a su hijo en lo que parece ser la tarea o alguna estupidez de esas.

─Está bien, está bien. ─acepta luego de unos minutos y termina por darnos la dirección del lugar: un viejo almacén abandonado en las afueras de la cuidad.

─¿Algo más que deba saber? ─lo presiono un poco más y asiente con algo de duda.

─Mañana a primera hora sacarán la droga del almacén y se la venderan a un cártel mexicano a un precio exhorbitantemente barato. -claro, como es robada sea cual sea el precio al que la vendan, serán unos cuantos miles caídos del cielo directo a los bolsillos de esos infelices. -Ya te dije lo que querías, ahora déjame ir. ─demanda removiéndose en la silla.

Imperio de mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora