11. Dudas🌹

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"Quien duda, no puede conocer la verdad"


Hoseok. 

Con cuidado de no caer, saque mis pies fuera de la cama y haciendo una maniobra de la cual, seguro mi madre pegaría un grito al cielo, tome la bolsa de suero y la revista que, la enfermera había traído en las horas de la mañana para que me entretuviese y me dirigí al pequeño sofá situado al otro extremo de la habitación.

Había pasado una semana, desde que me encontraba internado en el Hospital Universitario Inha en Seúl, ya me sentía mucho mejor y también se me era permitido movilizarme dentro de la habitación, como por fuera en los jardines del hospital siempre y cuando, fuese en la mañana que, era lo permitido y en compañía bien sea de mis padres o la enfermera encargada de mi salud. Tampoco tenía todos esos cables conectados a mi cuerpo, con los que me había despertado después de mi ataque al corazón, así que, el panorama parecía lucir mucho mejor.

Nunca creí en el fenómeno al que la gente se refería como "La luz al final del túnel" Esas extrañas ocurrencias, en las que la gente después de despertar, explicaba como una experiencia cercana a la muerte, refiriéndose a estas experiencias como extra corporales, donde el "Muerto" Se separaba de sus cuerpos e incluso llegaba a verse a sí mismo. En pocas palabras, tener conciencia de la propia muerte. Siempre me parecieron supersticiones, hasta que, creo que me paso a mí.

Cuando estaba en el quirófano, me pareció verme a mí mismo, mi cuerpo inerte sobre una camilla mientras enfermeras y doctores me rodeaban, tratando de salvarme la vida.

La saturación es baja Dr.

Había dicho una enfermera de cabello castaño, mirando con preocupación hacia el monitor.

Vamos, aumenten la desfibrilación.

Ordeno el Dr. a cargo, para dejar caer otra descarga sobre mi pecho. Pero. Nada. Nada, funcionaba. La enfermera volvió a mirar hacia el monitor, con preocupación evidente en su rostro y negó con la cabeza, diciendo entonces.

Lo estamos perdiendo Dr.

El Dr. Echo un rápido vistazo hacia el monitor y por instinto, yo también lo hice, viendo como el monitor marcaba una línea horizontal y el constante pitido se hacía más fuerte. Pi. Pi. Pi. Pi... El Dr. Negó con la cabeza y empezó a ladrar órdenes.

No. No. No podemos perderlo, es apenas un niño. Despejen.

Volvió a aplicar otra descarga y en ese momento las puertas del quirófano se abrieron, reflejando una luz cegadora. Me tapé los ojos con mi brazo y cuando los volví a abrir, era como si un imán me atrajese hacia esa luz, haciéndome mover por inercia y caminar hacia ella. Cruce las puertas. Una nueva luz me envolvió y a medida que me aventuraba por lo que suponía era el pasillo, terminé llegando al final, donde unas puertas se abrieron, reflejando más luz. Di un paso adelante y entonces, una mano se posó en mi hombro haciéndome detener. Ladee el rostro y una sonrisa curvo mis labios, cuando vi a la persona a mi lado.

Abuela.

Musite y la abuela me devolvió la sonrisa, revolviendo mi cabello, como solía hacerlo cuando era un niño.

¿A dónde crees que vas jovencito?

Pregunto y mi mirada se desvió hacia las enormes puertas abiertas que, parecían llamarme con vehemencia. Un escalofrió recorrió mi cuerpo y decidí decir la verdad.

No lo sé. Creo que... Este es mi llamado.

La abuela sonrió y negó con la cabeza.

No mí, Hobi. Aún no. Aun te queda una vida por delante y un futuro por el cual luchar. Así que, vuelve ahí dentro y sigue iluminando la vida de tus padres y tus hermanos.

TRES VECES HOSEOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora