19- Tú eres mi estrella.

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Narra Gulf:

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Narra Gulf:

Voy pasando por el centro, después de la universidad siempre lo hago, solo lo hago por un motivo. Hace 2 meses vine a comprar unas cosas con mis amigos y me llamo la atención un chico que cantaba en una esquina.
Su voz era realmente hermosa, no podía describir realmente que me hacía sentir cuando me quedé parado escuchándolo.
Nuevamente, vine al otro día y estaba nuevamente cantando. Así se me hizo un hábito, solo está los días de semana, los fines de semana no viene y es una pena.

Estoy llegando al lugar y no está, ¿será que hoy no viene? Miro mi reloj y seguro viene retrasado. Lo esperaré.

30 minutos después.

Me desanimó, veo que hoy no vendrá, es una gran pena. Quizás tuvo un percance y hoy no viene. Vendré mañana.

Los días fueron pasando y no lo volví a ver, seguro lo hacía por diversión, es una pena. Jamás supe su nombre, solo le puse mi estrella. Supongo que ya no tiene gracia venir nuevamente aquí.

Llegó a casa muy desanimado, siquiera quiero comer. Fingir un dolor de cabeza es mejor ser interrogado por mis padres.

—Gulf… Hijo —llama la madre—. ¿Todo está bien?

—No mamá, me duele tanto la cabeza que siento que va a explotar —responde Gulf tocando su frente.

—Ven al living y saluda a las visitas de tu padre, trajo a su jefe y a su hijo. Luego te vas a duchar y descansar, pediré que suban su comida —dice la madre tomando el brazo de su hijo.

—Está bien mamá.

Algo desanimado camino siendo guiado por mi madre, las risas en el living eran muy notorias, por lo menos el jefe e hijo deben ser simpáticos.

—Señor Hans, joven Mew. Aquí está mi hijo, Gulf —presenta la madre—. Gulf, hijo. Ellos son el señor Hans y su hijo Mew Suppasit.

Cuando levanto la vista casi me voy de espalda, aquel chico que moría por ver y llamaba mi estrella estaba frente a mí sentado en el living.

—H-Hola, un placer s-saludarlos.

—Hijo, ¿estás bien? —pregunta el padre acercándose y tocando su frente.

—Dijo tener un fuerte dolor de cabeza, le pedí venir a saludar y luego que vaya a descansar —responde la madre.

—Si no te sientes bien, ve a descansar —dice Mew poniéndose de pies y acercarse—. Está haciendo mucho calor y caminar por el centro, agota y sobre todo causa deshidratación.

Quería morirme, ¿sabía entonces quién era yo? Su sonrisa me desoriento completamente.

—Mi hijo Mew está estudiando medicina, está por graduarse —dice el señor Hans—. Realmente es muy guapo tu hijo Kanawut.

—Gracias, hijo, ve a descansar —pide el padre.

—¿Me permite acompañarlo? —pregunta Mew—. Se ve algo desorientado y podría caerse.

—Sí, por favor —responde la madre—. Toma una ducha hijo y descansa, tú tienes medicamentos para los dolores de cabeza.

—Sí, permiso. Disculpe no acompañarlo en su visita aquí.

—Tranquilo joven, vaya y descanse —dice el señor Hans.

Mew toma mi mano y hombro. Yo sentía que iba a caer en cualquier momento, a pasos torpes subí los escalones, mis piernas parecían gelatina por lo nervioso que estaba y el sentir el dulce aroma de su perfume.

Llegamos a mi habitación y entremos, me ayudó a sentarme en la cama y solo me miró.

—¿Fuiste al centro? —pregunta Mew.

—Yo… Sí —responde Gulf.

—Llevo días sin ir, solo lo hacía por diversión, estoy a nada de graduarme y tuve que dejar de lado mi hobby para dedicarme a estudiar más duro —manifiesta Mew—. Dolores de cabeza no tienes, pude notarlo en tu presión mientras sostenía tu mano.

—Solo es algo leve, quizás hace mucho calor —responde Gulf—. ¿Cómo sabías que iba al centro a verte?

—No pasas desapercibido, te vi un día y te quedaste parado mirándome y tus amigos ya no te movieron más —responde Mew—. Dos meses estuviste yendo a verme.

—Sí, es así —responde Gulf con sus mejillas carmesí—. Es que eres muy llamativo tanto en voz como en belleza.

¡UPS! ¿Lo dije o lo pensé? Tape mi boca y quería que la tierra se abriera delante de mí y tirarme.

—Gracias por los cumplidos, lo siento por hacerte ir estos días y no verme. Pero claramente ahora sé que te llamas Gulf Kanawut y sabes los motivos de mi ausencia.

—Al no saber cómo te llamabas te puse mi estrella —responde Gulf avergonzado.

—A ver, explícame eso —pide Mew sentándose al lado de Gulf.

—Una estrella brilla y tiene una hermosa luz que te hace compañía cuando sientes que todo es oscuro, una estrella también enamora por su forma tan original de ser, pueden existir muchas estrellas, pero no todas son iguales y tú realmente resaltabas demasiado entre todos los otros cantantes que se podían encontrar en el centro —responde Gulf—. Por eso tú eres mi estrella. Sé que soy confuso, pero yo no sé expresar realmente ese término.

—Tranquilo, entiendo perfectamente —responde Mew—. Me alegra ser tu estrella porque para mí eres mi universo.

—¿¡De verdad?! —pregunta Gulf animado.

—Lo juro, si iba era más por verte —responde Mew—. Ahora que sé quién eres y dónde vives, me gustaría poder estar a tu lado, ya sabes, quizás como más que amigos. Seremos vecinos ahora.

—Uf… Siento que todo esto parece un sueño —manifiesta Gulf apretando su brazo—. ¡Auch…! No es un sueño.

—Claro que no, ¿qué me respondes? —pregunta Mew muy animado—. Prometo cantar solo para ti.

—¿Prometes ser solo mi estrella? —pregunta Gulf sonriendo.

—Prometo ser tu estrella —responde Mew para unir sus labios a los de Gulf quien feliz correspondió el beso.

—Prometo ser tu estrella —responde Mew para unir sus labios a los de Gulf quien feliz correspondió el beso

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"Microrelatos" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora