𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗- 𝐔𝐧𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐱𝐢𝐦𝐢𝐭é 𝐢𝐦𝐩𝐞𝐫𝐜𝐞𝐩𝐭𝐢𝐛𝐥𝐞

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Puso su saco en el perchero después de entrar por la puerta y se sentó en el escritorio abriendo inmediatamente su carpeta.

De acuerdo a lo que le había dicho Mark, debía de mandar toda mercancía de forma discreta; esta vez no fue un problema, pero sabía que era mucha mercancía y tenía que idear maneras para pasar desapercibidos de cualquier ojo curioso. Eso le llevaría un tiempo.

Pasó alrededor de dos horas ideando rutas y tareas para todo el equipo y de pronto se dio cuenta de que su mercenario aún no llegaba de una visita que no pudo haber tardado más de dos horas.

Como si su mente cumpliera sus pensamientos, se abrió la puerta del apartamento, revelando al desaliñado hombre con unas gafas nuevas. Le lanzó una mirada a Gregory después de observar rápidamente el resto del lugar. Se acercó con sus pasos pesados hacia Gregory quien se encontraba cerrando la carpeta, para dirigir toda su atención a Mole. Finalmente, tomó una silla y se sentó a un costado del rubio.

— Bon, tengo tu información. — Dijo Mole mientras tomaba aliento antes de hablar. Gregory le hizo un gesto con la ceja para indicar que la atención era toda suya. — Efectivamente, Cartman está tras tu trasero. También, creo que tus planes deberán de adelantarse o descartarse la mayoría de ellos. Tolkien ha visto que están trasladando de forma continua mercancía hacia un barrio trasero del paraje y no tardarán en zarpar probablemente en más de un día. —

No pudo evitar mostrar frustración a través de sus ojos, y su característica frialdad se combinó con cólera. Al voltear hacia su carpeta la decepción tampoco tardó en llegar y a pesar de que lo veía venir, Cartman presentaría un riesgo mucho mayor de ahora en adelante. Mole lo notó en aquella mirada bajo aquellas gafas. Si todo rumor que escuchó sobre él fue cierto, no sabría si al otro día seguiría vivo.

Gregory siempre ha encontrado cierta satisfacción en la planificación. El placer de ver cómo sus decisiones actuaban como un efecto dómino del que ninguna pieza era libre de consecuencias planeadas. Las orquestas siempre eran una fascinación para él; aquellas que son suaves, tienen un punto de clímax y al final todo encaja como si la naturaleza fuese el director.

No se trató nunca de planes aburridos, como preguntarse la manera en la que iniciaría el día siguiente, eso eran cosas que él podía pasar de forma automática; tampoco como sería su siguiente interacción con las personas en una charla, el carisma era algo que él podía simplemente derrochar entre sonrisas y elegancia.

Él creció entre mentes grandes, siendo sus padres esas mentes. Su padre estuvo presente en su pensamiento; ese hombre lo formó y esculpió, aunque los métodos no hayan sido los más ortodoxos. Podría decir que si su padre no hubiese sido la persona que fue con él, los planes no tendrían el papel importante que adquirió en su vida. Pero es mucho más complejo que esto.

Sintió una mano tocando la suya, llevándola más lejos de sí. Era Mole y su mano separando la mano de Gregory de su antebrazo descubierto, y al momento sintió un ardor en aquel antebrazo.

Él mismo había enterrado sus uñas en su piel sin darse cuenta, como si de navajas se tratase, habían logrado pintar cuatro líneas rojas.

Mole soltó gentilmente la mano de Gregory sin mayor reacción. Hasta cierto punto el chico rubio sintió la comprensión de Mole, aunque claramente este no tenía menor idea de lo que pasaba por su mente; agradeció de que su boca no mencionara nada al respecto.

— Bien. Dime, ¿En qué momento las personas de ese lugar se dispersan más y qué armas podemos usar mejor? —.

Gregory claramente no le daría más importancia a su herida, así que Mole solo le ofreció discreción y la posibilidad de centrarse en el plan.

WE BLEED THE SAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora