Park Jimin y Diana Smith están a punto de dar el paso más importante en sus vidas: casarse. Sin embargo, antes de que Jimin pueda pedir la mano de Diana, debe enfrentarse a una serie de desafíos impuestos por el estricto y sobreprotector padre de Di...
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Diana y Jimin miraban con incredulidad mientras Eun entraba con un vestido rojo, corto y ajustado. Esto desató murmullos por parte de los invitados,pues nadie esperaba la presencia de Eun Smith.
—¡Yo me opongo! —gritó Eun con determinación.—
Rápidamente, Eun se acercó a la pareja, sus ojos llenos de lágrimas fijas en Jimin.
—Jimin, no puedes casarte con Diana, no puedo permitirlo —dijo Eun, suplicante. La respuesta de Jimin fue una mirada firme y decidida—
—Ni tú ni nadie impedirá que me case con Diana, la amo y siempre lo haré —respondió Jimin con una tranquilidad que contrastaba con la tensión en la habitación.—
Eun negó con la cabeza repetidas veces e intentó acercarse más, pero Jimin, protector, apartó a Diana de ella.
—Eun, por favor, no compliques más las cosas —suplicó Diana, con la esperanza de calmar la situación.—
—¡No, Jimin no se casará contigo, ni con nadie!—gritó Eun. Las palabras de Eun preocupaban a Jimin, temiendo que pudieran desencadenar una reacción impulsiva que lastimara a los tres—
El señor Smith, agotado por la situación, se acercó a su hija, tomándola del hombro y girándola para que lo mirara.
—No puedo creer hasta dónde llegó tu obsesión hacia Jimin. Ya es suficiente, Eun. Haciendo esto no lograrás nada; solo alejarás a tu hermana de ti —aseguró con firmeza. Diana se separó de Jimin y se acercó lentamente a su hermana.—
—Hermana, sé que llegará el hombre adecuado para ti, pero por primera vez no seas egoísta y déjame ser feliz con el hombre de mi vida.
Aún de espaldas, Eun presionó los puños con rabia mientras bajaba la mirada, dejando que las lágrimas caigan por sus mejillas.
—Esto nunca te lo voy a perdonar, Diana. Sabías perfectamente que me gustaba desde la secundaria, pero parecía no importarte —le recriminó Eun con enojo. Girándose para enfrentarla, las lágrimas rodaban por sus mejillas enrojecidas por la rabia.—
—Eun, siempre te vi como una amiga y siempre te lo dejé claro. Uno no puede controlar su corazón, me enamoré de Diana y de ti solo como mi cuñada. Debes aceptar la felicidad de los demás y no arrebatársela. Diana ha dejado muchas cosas de lado para darte todo a ti. Ahora, por primera vez, fue egoísta, y eso parece molestarte a ti.—le dijo Jimin,acercándose a Diana,tomándola por la cintura—
