Extra!

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Una brisa abrumadora lo llenaba por completo, con una ligereza cerraba sus ojos y disfrutaba de aquel momento que deseaba durase para siempre. Sus manos sudaban como nunca antes lo habían echo a causa de un nerviosismo, no tenía nada más en mente de lo feliz que sería después de esto.
Una sonrisa llenó su rostro inconscientemente ante la proyección de lo que sería, la vida que tendría, lo feliz que era y lo feliz que seguirá siendo el resto de su vida a su lado. Nunca había estado tan feliz y nostálgico al mismo tiempo, además si era totalmente sincero, nunca pensó que este momento llegaría.
Pasaron por mucho juntos, el momento clave de su relación, el principio de esta y como lograron superarla fue única, cuando supo que él lo amaba fue en el momento exacto que sintió que alguien había cambiado para el, por el, fue capaz de moldearse a su frágil corazón solo por él y para hacerlo feliz, nunca más hacerlo sufrir.
Nunca pensó que volvería a enamorarse o que a raíz de aquello aprendiera a diferenciar el amor con el cariño y que se sentía ser amado.

Había perdido la noción del tiempo de cuánto llevaba ahí parado, tal vez tan absorto en sus pensamientos que no se había dado cuenta del pasar del tiempo, aunque no se quejaba.

— Estamos a tiempo de huir. — Anunció detrás de suyo su hermano, con una gran sonrisa de oreja a oreja, probablemente era el más emocionado aunque lo niegue siempre.

Una pequeña risa salió de él, giró para poder verlo cara a cara y lo abrazó, realmente lo necesitaba porque estaba por entrar a una nueva etapa de su vida que cambiaría todo para el.

— Lo voy a hacer feliz, quiero verlo. — probablemente sonaba tan necesitado que causó la risa del mayor ante su declaración.

— Es de mala suerte, además te están esperando afuera. — Sonrió transmitiéndole seguridad a su pequeño hermano ganándose un asentimiento de su parte.

Hace diez años que decidió compartir su vida con la persona que más felicidad le a traído a su vida, se merecía el mundo entero y mucho más. Con esta había sido capaz de formar una pequeña familia, conformada por ellos dos y el pequeño Enzo, bueno aunque pensaran que debería estar un poco grande ¿No?, Enzo sigue presente, pero en los corazones de ellos, odian hablar del tema así que tampoco seré la persona indicada para ello pero espero puedan entender de que se trata.
Adoptaron a un pequeño, cuando apenas era un bebé y decidieron ponerle el mismo nombre, no por nada en especial, pero el mayor tenía una obsesión con ese nombre.

— Papá estás increíble! — En un salto logró llegar a los brazos de su padre quien lo recibió con gusto y una gran sonrisa en su rostro.

— Lo mismo para ti. — Junto ambas frentes y lo abrazó como si fuera el último abrazo que le daría a su pequeño.

— Te ves igual de feliz que papá Gavi. — Rió mientras correspondía su abrazo y repartía pequeños besos en su rostro que causaban la risa del canario.

— Quiero verlo pronto. — Anunció con un pequeño puchero en su rostro, como si de un niño pequeño se tratase.

Pero sabía que ya llegaría el momento y su hijo también, una indicación de su hermano hizo que este salga corriendo de los brazos de su padre y sea el momento en el Pedri tendría que volver a su realidad. Odiaba las cosas formales, tanto como su prometido, pero esta era la excepción para ambos.
Con cada paso que daba sentía que estaba por caerse, no le importaba nada más que lo que estaba por suceder, la gente a su alrededor desapareció y la ansiedad por verlo lo estaba matando.
Probablemente para ustedes sea algo más como una firma en un papel, pero para ellos era dar un paso más a esto tan lindo que habían creado.
Estaba a unos minutos de que llegase el momento y Pedri estaba haciendo de todo menos escuchar las reconfortantes palabras de su hermano quien no paraba de darle recomendaciones de un buen matrimonio, aunque no fuera el más indicado para ello.

— Si no entra en los próximos diez segundos lo más probable es que termine en urgencias.

Hasta la fecha no sabe cómo describir el momento exacto en cuando vio ingresar a la persona que más amaba por aquella puerta, con un bello traje blanco y un peinado qué definitivamente le favorecía, nunca pensó que una persona se vería tan bien en traje y zapatos formales, pero su prometido era la excepción completamente.
Tenía la garganta seca y no pudo mascullar una palabra al tenerlo al frente, sus ojos picaban y las lágrimas se deslizaron en sus mejillas, tal vez unas cuantas o tal vez fueron demasiadas pero no pudo darse cuenta.

Su corazón latía con fuerza, su mano sostenía la del menor que estaba más tranquilo que el, aunque siempre era al revés. Nunca supo exactamente qué decía el cura pero asentía a todo en respuesta, sus ojos solo estaban centrado en aquel chico y la linda mirada que tenía.

Su pequeño fue el encargado de entregar los anillos, definitivamente salió al mayor ya que estaba llorando como cuando era tan solo un bebé, pero esta vez de felicidad.

Cuando oyó el "sí" de su pareja, sintió como su corazón se arrugó y quiso echarse a llorar, su mano tembló y por unos segundos se sintió un tonto incapaz de poner un anillo, aunque finalmente pudo lograrlo.

Un tierno beso los unió, acompañado de aplauso y festejos de las personas que lo rodeaban, el último paso que sellaba este lindo amor caótico que nació en las instalaciones de su club ¿quien lo diría no? Que a pesar de todo, estos dos tontos llegaron a donde están amándose con locura....






















Disculpen si hay alguna falla ortográfica:c pero les traigo este pequeño extra después de desaparecer tanto xd mañana probablemente haya otro así que espérenlo :)🫶🏽

Destinados | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora