París - Pierre Gasly (+18) mon dieu · francés ·ㅤ=ㅤdios mío · español ·
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Tu trabajo últimamente te estaba dando la oportunidad de comenzar a conocer lugares nuevos. Crear contenido en redes sobre una cantidad variada de temas hacía que muchos eventos importantes te invitaran a ser parte de ellos.
Esta vez ibas a visitar París por unas dos semanas para estar en el evento de una de tus marcas favoritas de ropa, de la cuál te habías vuelto embajadora.
Estabas en tu habitación de hotel, desempacando algunas de tus camisas y vestidos, buscando colgarlas antes de que se comenzaran a arrugar cuando escuchaste un golpe en la puerta.
Ya sabías quién era, no tenías amigo allí y nadie de la marca te iría a buscar. Sabías que era él, por eso te apresuraste a colgar la camisa y correr para abrirle.
– Hola – dijiste y te animaste a ponerte de puntillas para darle un beso en la mejilla y un abrazo que él torpemente te devolvió – pasa – te hiciste a un lado para dejarlo entrar y cerraste la puerta.
Inmediatamente agarró tu cabeza y puso sus labios sobre los tuyos.
– No vuelvas a hacer esa tontería de besarme la mejilla y darme un abrazo, he esperado semanas para verte – dijo él.
Dejaste escapar una carcajada.
– Lo siento, estábamos en el medio del pasillo, alguien podía ver. Ambos somos famosos ¿eres consciente de eso?
– Nadie sabe siquiera que estás aquí – miró a su alrededor. – ¿Por qué te quedas en un hotel de todos modos? Te lo dije, puedes quedarte en la casa de mis padres.
– Y te lo dije, no quiero molestarlos. Además, no le agrado a tu mamá – . Continuaste desempacando, ocupándote ahora de unos pantalones que había que doblar.
– ¡¿Qué?! A ella si le agradas, sólo que...
– Pierre – pusiste los ojos en blanco – hablas de mí todo el tiempo, no es de extrañar que la mujer me odie.
– ¿Alguna vez te lo dijo o hizo algo que te hiciera pensar de esa manera? – frunció el ceño.
De repente te detuviste en seco al pensar en el severo consejo de Pascale de no jugar con los sentimientos de Pierre. Esa había sido una conversación incómoda, ya que no estabas exactamente segura de lo que ella sabía sobre ustedes dos; Pierre, que siempre hablaba y se arriesgaba a hacer que pareciera que eran pareja. Pero las madres a menudo poseen una intuición que va más allá de lo que cualquier mortal puede explicar... y de alguna manera ella ya lo sabía.
– No – sacudiste la cabeza y doblaste los pantalones – además, ¿Dónde dormiría? ¿En la habitación de tu niñez?
– Mm, me gustaría mucho verte en la habitación de mi infancia – te abrazó por detrás – y tal vez incluso verte usando una de mis viejas camisetas. Sólo la camiseta – movió el cabello de tu hombro y depositó un beso en tu cuello.
