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Para ser sincero, no tenías ganas de usar ese vestido negro ajustado. Ni de conducir ese viejo Mercedes con tu novio a este evento "súper importante" al que él tenía que asistir.
Pero no podías decir que no, porque sabías que Toto no lo hubiera pensado antes de acompañarte ciegamente a tus eventos.
Al final, tu decisión pareció ser la indicada cuando viste al hijo golden retriever de Michael Schumacher, Mick.
Tú y Mick tenían un poquito de... historia.
Se habían conocido a través de la F1, esto gracias a tu trabajo como fotógrafa en algunos eventos. Fueron – amigos cercanos– por mucho tiempo, tuvieron sexo algunas veces, pero nunca se sintieron preparados ni seguros para ponerle una etiqueta a la relación. Entonces decidieron que la mejor opción era seguir siendo solo amigos.
A ninguno le molestó el hecho de seguir como si nada después de lo que pasaron. O no hasta que comenzaste a salir con su jefe, días antes de que se uniera al equipo de Mercedes.
¿Fue tal vez un poquito atrevido? Sí. ¿Te importó lo que otros dijeran al respecto? No, ni un poquito. Ni siquiera le diste la suficiente importancia.
Pero en lo que si pensabas era en acercarte a Mick y comenzar una conversación inofensiva con él. Dejaste tu copa a un lado antes de inclinarte sobre Toto.
– Vuelvo enseguida, cariño – murmuraste en su oído después de que él se inclinara para escucharte mejor.
– ¿Adónde vas, Schatzi? – te preguntó, frunciendo el ceño mientras dejaba en segundo plano al hombre con el que estaba conversando.
– Voy a tener una charla rápida con alguien– respondiste mientras lo mirabas.
Toto apretó la mandíbula antes de lanzar rápidamente su mirada a la gran habitación. Sus ojos escaneando el lugar antes de aterrizar en Mick al otro lado, haciendo que sus labios se giraran hacia arriba en una pequeña sonrisa antes de mirarte nuevamente.
– Está bien, cariño – se inclinó brevemente para darte un beso rápido antes de darse la vuelta y continuar su conversación.
Tragaste saliva antes de dirigirte hacia Mick, abriéndote paso entre algunas personas para finalmente alcanzarlo, sonriéndole tan pronto como te notó.
– ¡Hey! ¡Linda! – te saludó Mick mientras ibas a darle un gran abrazo – ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Apoyando a tu hombre?
Asentiste ante su pregunta, mirándolo brevemente con ese elegante traje blanco y negro que lleva puesto antes de volver a poner tus ojos en su rostro.
– Sí, tengo que ser buena novia ¿verdad? – te reíste, acercándote lentamente hacia él y apoyando tu espalda contra la pared justo al lado de su figura más alta, girando tu cabeza para mirarlo.
