Capítulo 9

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Le dedico otra mirada a Jen, la cual me la devuelve algo asustada, igual que yo.

Nos estamos leyendo el pensamiento, de alguna manera, y ambos tenemos asumido que hemos de cruzar el río, aunque sea una locura. La última vez que lo hicimos, casi acabamos muertos y eso que ambos caudales no tienen ni punto de comparación.

Un nuevo relámpago nos permite ver una especie de troncos dentro del río, quizá porque el agua ha desbordado la canalización principal y tomado un nuevo curso. Es la mejor oportunidad para cruzar.

—Tenemos que hacerlo, Jen.

Ella me mira, cierra los ojos, y aprieta la mandíbula. Después, niega con la cabeza.

Cojo sus manos y me inclino para mirar sus ojos caídos, los cuales vuelven a abrirse al sentirme tan cerca. Sin más dilación, me abraza con fuerza y yo correspondo al abrazo de la misma manera. Cuando se separa, vuelve a mirarme, y esboza una tenue sonrisa que, quiero pensar, indica aprobación.

—Hagámoslo —susurran sus labios, los cuales consigo leer gracias a la luz de otro relámpago.

Sonrío para darle seguridad, y para ofrecérmela a mí mismo, antes de volver a mirar de cara a la riada.

Palpo mi cinturón de habilidades hasta dar con el mosquetón que sujeta la cuerda. Es robusta, y lo suficientemente gruesa como para aguantar grandes esfuerzos. Ato dos extremos al cinturón de Jen y al mío, con mosquetones de gran envergadura, utilizados en la escalada.

Una vez me cercioro de que están bien sujetos, compruebo que la cuerda puede estirarse lo suficiente como para dejar un espacio de seguridad entre nosotros. El objetivo es estar uno anclado al otro, para apoyarnos mutuamente. Jen se encarga de revisar la cuerda una vez más antes de que yo me ponga en posición de salto hacia el tronco más cercano.

Ladeo la cabeza para hablar con Jen, que se ha colocado en paralelo a mí.

—Este es el plan, escucha atentamente. Voy a saltar al primer tronco, y me agarraré a él, cuando alcance el siguiente, tú saltarás al primero, y así sucesivamente. ¿De acuerdo?

Jen asiente, pero antes saca algo de su mochila, entregándomelo.

El hacha.

—Clávala en el tronco para conseguir un mejor agarre, yo utilizaré el cuchillo de combate.

La cara se me ilumina por completo al escuchar el aporte de Jen, que resulta bastante útil para afianzar el agarre en la madera, tal y como dice.

—Lo haré, gracias.

Hago una cuenta en voz alta, para alertar a Jen de mis intenciones, y salto una vez llego al número tres, resbalando con el pie derecho cuando este se introduce en el agua, pero consigo recuperar el equilibrio con el pie contrario y termino por clavar el filo del hacha en el centro del tronco, para rodearlo con el brazo libre.

Jen, que sigue en la orilla, me mira con una cara bastante seria, la cual pone cuando siempre que se concentra en algo muy ciegamente, por lo que no me preocupo.

Todo va bien. Al menos, de momento.

Giro la cabeza hacia el otro lado, juntando el cuerpo todo lo posible al tronco, y sintiendo cómo el agua me llega por encima de los tobillos, pero por debajo de las rodillas, y respiro un par de veces antes de estirar la mano en la que sostengo el hacha, con tal de alcanzar el siguiente punto.

La distancia, por suerte, no es demasiada, pero un mínimo error puede resultar fatal para ambos.

Me doy impulso con la otra mano y consigo afianzar el hacha en el tronco, para agarrarme tal y como hice en el anterior. Vuelvo a mirar hacia la orilla de providencia; Jen está lista para saltar al primer tronco y así lo hace. Su salto es lo suficientemente calculado como para hacer impactar la hoja del cuchillo en la madera, la cual atraviesa el material con suavidad.

El mundo oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora