❍Capítulo 19❍

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Amor...deseo y admiración, esos sentimientos mezclados en su pecho que podía sentir que se salía del mismo por las emociones que se apoderaban de él. Jamás logró comprender el amor o sentir un deseo tan grande como lo estaba haciendo ahora observando con detalles el movimiento tan delicado y lento de sus manos que hacía su piel estremecer, sus ojos no podían quitar la vista estaban clavados como un tornillo en un tronco de madera sin poder safar, podía sentirlo cada vez más cerca, las manos de aquel chico se movían y lentamente lo traía a la mesa colocándolos frente a él y como si hubiera puesto el tesoro más grande que sus ojos habían visto por fin pudo admirarlo...el pudín de chocolate casero de Chuuya.

¿Dios eres tú? Porque estoy viendo a un ángel frente a mí, fue lo que pensó Dazai a ver a ese hermoso y magnifico pudín con una forma perfecta y crema batida adornandolo en la parte de arriba con una cereza redonda  en el tono perfecto de rojo ¡No podía! Era un delito comerse tal bella obra de arte pero su aroma inundaba sus fosas nasales a cada segundo...

-¡Ah no puedo más!- gritó Dazai retorciéndose de emoción en la silla del comedor como cucaracha con taquicardia siendo todo observado lamentablemente por el pobre Chuuya nakahara que desde hace rato no podía con la pregunta si llamar a la policía o hacerle un exorcismo al demente que tenía en su comedor ahora mismo.

-Dios, solo tragate el pudín y lárgate de mi casa, tu actitud de demente me tienen con un dolor de cabeza desde hace días momia de supermercado barata, usurpadora mierda horrib-

-¡CHUUYA! ¿¡No te cansas de insultarme tanto!? Ni siquiera kunikida me llama así- interrumpió Dazai sorprendido por la cantidad de insultos que Chuuya tenía para él -Ademas no fueron tantos días solo fueron 2 o tres-

-Dos semanas...dos semanas llevas quedándote en mi casa como delincuente y ¡Sin mi permiso!-

-Pero sí me lo diste, me dijiste "oh guapo y sexy Dazai quédate en mi casa y hazme compañía porque no quiero que te vayas de mi lado"- dijo en tono de burla agudizando la voz en un tono meloso mientras guiñaba sus ojos mirando a Chuuya con descaro, obvio esto hizo a Chuuya enfurecer.

-¡Yo nunca dije eso! Además estaba borracho por TU culpa y dije cosas sin sentido-

-No mientas Chuuya, todos saben que los borrachos, los niños y Atsushi siempre dicen la verdad-

Chuuya solo suspiró derrotado no tenía de otra que aguantarlo así que solo se sentó en la silla al lado de Dazai para comenzar a comer su pudín de chocolate, si iba a tener que compartir mesa con esta cosa mínimo iba a cenar como un rey.

Había un silencio en el ambiente ambos se habían callado hace unos minutos y siendo sinceros Chuuya lo estaba disfrutando bastante casi hasta se sentía relajado incluso con la prescencia de Dazai al lado, cuando no estaban peleando debía admitir que pasar tiempo con él no era tan malo después de todo. Una pequeña sonrisita se escapó de sus labios eso lo sorprendió, no pienses tonterías Chuuya, dijo para sí mismo para después mirar a Dazai.

Estaba perdido en sus pensamientos ni siquiera tocó el pudín de chocolate y eso que era el más desesperado en tener una probada de sus pudín, dejó los cubiertos y recargó su mentón en su mano mirando a Dazai y su rostro perdido en la nada -¿Qué te pasa?-

-¿Uh?- Dazai miró sorprendido a Chuuya por la repentina pregunta, río levemente y negó con la cabeza -nada, solo pienso-

-Dazai, pasar casi 4 años contigo me enseñó que cada vez que dices "solo pienso" es porque te pasa algo, así que como no tengo otra opción lo haré-

-¿Qué harás?- preguntó confundido.

-Te escucharé en los problemas que tengas, losé losé no me agradezcas soy genial, pero no puedo evitarlo, ser bueno con la gente es una de mis cualidades- admitió con un tono de orgullo en su voz recargandose en la silla mirando hacía otro lado fingiendo como si no le importará.

✩¿¡Atsushi Enamorado!? ✩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora