Hilarante

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La sonrisa del joven no le agradaba, era por completo de burla y sabía que toda la situación anterior debió ser completamente hilarante.

Sabía por su descripción en los foros tenía muchos misterios detras de esa linda sonrisa, hasta donde pudo inferir y hasta donde las fans decidieron caracterizar, el príncipe Dazai era una persona manipuladora y que disfrutaba burlarse de los demás, era hasta cierto punto maquiavélico, nunca hubo un plan que le fallara y en los fanfics de AU moderno siempre era ese personaje que se veía amable pero que era completamente perverso y muy astuto.

No es que fuera fan de los juegos, pero los fanfics eran bastante interesantes.

– Su majestad, permítame escoltarlo hasta el despacho del rey. – Le dijo Tachihara inclinándose ante él. 

Hasta ese momento Chuuya no había notado al albino junto al principe.

¡Atsushi era su personaje favorito! ¡Era tan lindo!

No pudo enviar sonreír tontamente la verlo.

Eso no pasó desapercibido por ninguno de los presentes.

– Chuuya-san. – Tachihara se agachó para susurrar en su oído. – No debería sonreírle así a desconocidos, puede enamorarlo.

Chuuya sintió el calor subir a su rostro, no estaba seguro si era por la palabra de Michizou o por el hecho que le Susurro tan cerca que casi sintió sus labios sobre su oído.

Shirase se acercó nuevamente a Chuuya y tomo su brazo para atraerlo hasta él.

– Muchas gracias por su ayuda canciller y lamento lo que tuvo que presenciar si majestad príncipe Dazai. – Le dijo inclinándose y empezando a irse con Chuuya.

– Disculpe caballero. – Lo detuvo Tachihara. – ¿Por qué se retira junto al consejero real?

– Chuuya-san dijo que quería que le enseñará a blandir la espada. –

¡Eso nunca lo dijo! Aunque no le molestaba que le enseñará, era su objetivo realmente.

– Lamento informarle que tendrá que aplazar su encuentro. – La mirada de Shirase de oscureció y reafirmó su agarré. – El rey solicitó su presencia.

Shirase se veía muy obstinado a no querer soltar su mano.

Chuuya suspiró y tocó suavemente la mano de Shirase llamando su atención.

La mirada que le dió nuevamente era la de un cachorrito triste que temia ser abandonado.

– Está bien, vendré luego. – Acarició su cabeza.

– ¿Lo promete? –

Oh Dios estaba tratando con un niño.

– Lo prometo, así que ve a tu entrenamiento. –

Shirase asintió feliz y corrió sin dejar de despedirse de Chuuya y repetir que era una promesa.

Dazai no pudo contenerse más y soltó una risa.

– ¡Príncipe Dazai! – Le regañó Atsushi.

– Lo-Lo siento, lo siento, es que... – Se estaba sosteniendo el estómago. 

¿Que era tan divertido?

Chuuya realmente no entendía porque ese tipo tenía el fandom más grande del juego.

Atsushi era mejor.

– Deberíamos ir, canciller. – Chuuya se acercó a Tachihara. – No debemos hacer esperar al rey.

Renací como el personaje carne de cañón de un mal juego otome - Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora