La magia y la duda

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Chuuya no sabía si reír o llorar.

Estaban despidiendo al príncipe Osamu y por ende Atsushi también se iría y el lo vio, vio esas miradas que se dedicaron entre ambos guardias reales.

Si aún estuvieran en su mundo ya habría tuiteado "AkuAtsu canon" y sabría que alguien estaría muy feliz si se enterará. Aunque aún se preguntaba quién era ese alguien.

En su corazón siempre estaba la nube de incertidumbre por no saber que era lo que tanto anhelaba.

Una vez el carruaje se alejo finalmente sintió que podía respirar.

Sin embargo, a diferencia del cobrizo, el príncipe Osamu no tuvo la misma sensación de paz.

El pequeño consejero real seguía colándose en sus pensamientos y realmente no sabía porque.

Cuando firmaron por primera vez el tratado de paz entre ambos reinos tenía unos 10 años, en aquel entonces pensó que cuando fuera mayor de seguro la princesa Michiko viviría en sus pensamientos, pero no parecía que fuera encaminado a ese destino.

Podía recordar con detalles cada una de las expresiones que tenía el cobrizo. Su dulce sonrisa que era capaz de iluminar los cielos y siempre se veía tan hermoso rodeado de camelias rojas.

Bueno tal vez lo último era un poco de su imaginación.

Pero sabía que el joven consejero era encantador, no obstante, no sabía la razón por la cual se sentía tan curioso sobre él.

- Osamu-sama ya hemos llegado. - Le dijo el albino abriendo el carruaje para darle el paso.

- ¿Tan pronto? - Le pregunto al guardia aunque bajo de todas formas del carruaje.

El viaje era de alrededor de cuatro horas en el carruaje ¿Se había pasado tan rápido? Porque efectivamente estaban en su reino.

Su mente había estado trabajando arduamente, no solo el hecho de que Nakahara Chuuya fuera atrayente, había algo más en él, pero no sabía descifrar que era.

Volvió al castillo y se encaminó al despacho de su padre para informar todo lo charlado con el Reino Portuario.

– Parece que ese consejero real sabe basta del tema. – Comentó el rey.

– Si, es todo un erudito padre. – Le confirmó Dazai.

– Me gustaría hablar con él en persona, mandaré un mensaje de invitación. – Dijo mientras llamaba a uno de los guardias para dar la orden.

Sin darse cuenta Osamu sonrió satisfecho, sin querer iba a poder pasar más tiempo con Chuuya.

– Entonces padre... –

– Puedes retirarte Osamu. –

Tras esas palabras Osamu salió del lugar y del castillo.

Camino varias calles hasta llegar a una pequeña tienda de medicina.

– Yosano. – Dijo al ver a la mujer quien estaba terminando de moler unas hierbas.

– Príncipe Osamu, ha vuelto. – Le respondió sin siquiera detener sus movimientos.

El castaño tomo asiento mientras ella estaba envasando las hierbas.

– ¿Que te trae por aquí? –

– Hay un joven del reino portuario... –

– Siempre supe que tenías gustos extraños. – Se burló mientras marcaba la medicina.

– Que graciosa. – Rio con sarcasmo. – Como decía, ese joven parece saber demasiado acerca de la magia, pero demasiado es demasiado.

Yosano detuvo sus movimientos y miro sería al príncipe.

Renací como el personaje carne de cañón de un mal juego otome - Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora