En un lugar lejano, ocultó en este mundo, hay una nación prospera y de ensueño, donde todo aquel que habite en ella es libre de ser cómo desee, sin cuerdas que los ates o bozales que les impidan gritar, llena de guerreros que han derramado sangre por la libertad de la bella nación.
Los pastos de aquel lugar son verdes, tan verdes que parecen de un cuento de hadas, en aquel lugar nace una flor, única entre todas las demás, de petalos blancos en forma de gota y suaves como terciopelo, en su centro hay ligeras manchas azules difuminadas en los petalos, de un aroma dulce y que llena el corazón de tranquilidad.
Cuenta un mito que aquella flor es capaz de curar cualquier enfermedad y cualquier mal, de un sabor dulce y usada muchas veces para hacer té o postres.
Aquella flor es coloquialmente llamada Simone, pero los niños del lugar le llamas la flor de luz, pues aquellas manchas azuladas en la noche brillan y guían a los viajeros por sus caminos.
En esta nación, gobierna un solitario chico castaño, de cabellos rizados y un mechón blanco, vestido con un uniforme azul marino con toques dorados, rojos y blancos, un chico llamado Wilbur Soot.
Junto a él también estaba un pequeño chico, de características similares a las de Wilbur, llamado Cellbit, quien amaba investigar los misterios del lugar.
Ambos eran hijos de un hombre mitad cuervo, de mechones rubios y ojos azules cómo zafiros, llamado Philza.
Todos en ese lugar vivían felices y tenían divertidas aventuras, todos siempre eran unidos y se querían el uno al otro...
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- "Cuéntame más! Quiero saber más William!".
- "Rafael, debes ir a dormir ya, Philza te regañara si te escucha despierto"
Un pequeño Wilbur estaba sentado a los pies de una cama pequeña, donde en el centro estaba el pequeño Cellbit, ansioso de oír más cuentos sobre la bella nación de L'manberg.
- "Pero yo quiero saber más! Estoy seguro que Cellbit tiene muchos misterios que resolver".
- "Los resolverá mañana con más energía, ahora a dormir".
Wilbur se levantó de la cama y revolvió el cabello de su pequeño hermano para luego ir en dirección a la salida de la habitación, pero sus pasos de detuvieron al oír la pequeña voz.
- "William, tú crees que esa flor exista?"
- "En algún lado, tal vez encuentres a alguien que cure todos tus males y te guíe en la oscuridad, tal cómo la flor Simone lo hace".
Cellbit sonrió y se acomodo en su pequeña cama, Wilbur salio de la habitación y caminó por los pasillos, cuidando de todos los niños del horfanato.
Cuando al fin llegó a su habitación, Wilbur se recosto en su cama y su mirada se perdió en el techo, pensando si algún día el también tendría a su Simone...
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