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Ya no sé ni qué más pensar

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Ya no sé ni qué más pensar. Besé a Snape.

¡BESÉ A SNAPE!

No puede ser... ¿Qué voy a hacer?

Obviamente no puedo seguir teniendo estos encuentros con él... Cómo es posible que esto me esté pasando a mí, dentro de todas las personas?

Hay miles de mujeres aquí en Hogwarts, hay maestras de su edad, o mayores... ¿Por qué simplemente yo?

A menos que le gusten menores...

Domingo por la tarde me encontraba en la biblioteca, mis pensamientos revoloteando en mi mente.
No había nadie en la Biblioteca, en realidad. Ni siquiera Madame Pince estaba a la vista.

—¿T/N? ¿Qué haces aquí?

Susana. Al fin.

—Nena. Estoy frita.

—¿Qué hiciste, mujer?

Susana se sentó al frente mío, moviendo el libro que estaba debajo de mi cabeza.

—Me besó.

—Embuste. —se tapó la boca con la mano en asombro.

La miré con franqueza.

—No, Susana. No es mentira. Lo besé.

—¿Tú lo besaste?

—¡Sí! Y estuvo encima de mí, y me tocó, y... Merlín, Susana... Besa tan bien...

Susana quedó boquiabierta.

—¿Estamos hablando de quien creo que estamos hablando?

Asentí.

—¡de Snape! —susurré

Su quijada tocó la mesa del asombro.

—Chica, ¡tienes a Snape en la palma de tu mano!

—¡Baja la voz!

—Perdón...

—Y tengo otra cosa que contarte...

—¿Qué?

—Tiene un hermano. Un hermano gemelo.

—¿¡Enserio!?

—¡Sí! Se llama Sixto.

—Ohh... A pues, uno pa ti y el otro pa mí, ¿no?

—Susana.

—¡Perdón!

Ambas reímos. Como amo a esta mujer.

—Me pusieron a Snape de tutor. McGonagall y Dumbledore saben que él y yo no nos llevamos, y prefirieron ponérmelo de tutor antes de que un estudiante me ayudara a subir mi nota. Ya que él tiene "más experiencia que la señorita Granger".

No descansaré hasta que me odies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora