21

414 33 12
                                    

Ok, pero podemos hablar de que la ropa de Snape era hecha precisamente a su medida? Obvio que la escuela no le daba sus ropas de profesor.... tan....pegadita....
_______________________________________________

-Martes por la mañana-

Me levanté por los rayos de luz entrando por la ventana de la habitación. Snape dormía tranquilamente a mi lado, con su brazo alrededor de mi cintura, abrazando mi cuerpo al suyo.

Se veía tan tranquilo, tan sereno y calmado, no como cuando está despierto que siempre ves esa línea entre sus cejas cuando te está gritando o regañando, o cuando tiene su faceta de desagrado. Se ve tan lindo...

Mis ojos bajaron a sus labios, sin tensión y relajados.

Quiero besarlos...

Mi respiración se comenzó a acelerar poco a poco. Mi pecho comenzó a subir y a bajar, juntándose con el suyo.

—Tu corazón está latiendo muy fuerte y rápido a tan tempranas horas de la mañana?

Vi sus labios moverse y volví a mirar a sus ojos, viendo como me miraba.

Su rostro se veía cansado, como si no hubiese dormido o descansado.

No estaba dormido.

—¿Por qué tan agitada?

—Yo...

Tragué y bajé la mirada a su torso, viendo como no tenía camisa puesta. Mi respiración empeoró.

—¿Soy yo quien te tiene así?

¿Quién más?

—De seguro son las hormonas... Probablemente  es mi período o algo...

—No, no. Estás en ovulación, tu periodo acabó hace un par de semanas ya.

Eso me impactó.

¿Lleva una cuenta de mi periodo menstrual?

—No es nada... —dije

—¿No es nada?

Negué suavemente

—¿Te puedes ir a desayunar así?

No.

Asentí.

Él sonrió suavemente, no me creía. Sé que no me cree.

Uno de sus brazos me soltó y fue a mi pijama, y metió los dedos por mi ropa interior.

—Qué haces...oh....con suavidad....

Sus dedos comenzaron a acariciar mis pliegues lentamente, mi sangre en el área provocando que se sintiera demasiado fuerte de aguantar.

Me aferré a sus hombros, buscando como hacer que con contacto piel contra piel pudiera sentir alivio al placer insoportable que me están provocando sus dedos.

—Estás chorreando.... —me habló suavemente

Quiero más.

—Más... —dije sin aliento

No descansaré hasta que me odies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora