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Nunca pensé en esto.
Siempre fui fría, alejada, responsable...
Él me ha cambiado, y no para bien.

Él quiere romperme. Destrozar mi vida. Arruinarme, verme mal. No me puedo enamorar de él. Ya lo intenté una vez, cuando estaba más chica, pero solo resultó en tragedia. Me usaron. Que quitaron mi virginidad alguien que decía que me amaba. No es justo que ahora me guste él. Severus Snape es guapo, sí, lo es. Siempre me ha llamado la atención el por qué su forma de ser es así. El por qué siempre es tan serio, tan frío, amargado, tan franco. Quiero llegar más a fondo... Quiero llegar... A su corazón.
Pero conozco lo difícil que es hacerlo, el permitir que alguien te conquiste, o que el conquistador saque el valor de conquistar....

Snape me daba miedo. Pero solo descubrí, que puedo ser igual que él, y estar a su altura. Después de todo, si me humillo y permanezco siendo humilde, él no tendrá manera en que me pueda hacer daño... ¿Verdad?

Snape estaba cerca de mí, cada vez se acercaba más... Trataba de alejarme, pero solo se acercó más. Mi mano extendida tocó su pecho cuando se acercó, y su fuerza me impidió hacer que no se acercara.

Snape me hacía sentir cosas. Y yo no quiero sentir. Me hacía responder, y yo no quiero responder.
Me quemaba, y yo solo quería sentir alivio.

—Por qué tienes tanta insistencia en acercarte? ¡Déjame en paz! Ya tengo suficiente con tus clases, tu haciéndome pasar malos ratos. ¡Déjame quieta de una vez!

Él se acercó sin decir una sola palabra, y tomó suavemente mi cintura. Su toque tan suave y delicado, que me hizo cosquillas, mis ojos casi se cierran.

Él sabe como acercarse... Sabe como tocar, en donde tocar...

‘Claro, T/n, él no es un niño. Tiene experiencia...’

Su respiración chocó con la mía, y yo por un momento me olvidé de todo. Su odio hacia mí, la razón por la cual terminamos aquí, las tutorías, mis notas, su clase, mis sentimientos. Todo.

—¿Por qué no te sueltas?—susurró— Eres tan poco flexible contigo misma... No te dejas disfrutar la vida, y siempre buscas el tener el control de todo... Tan inocente... Tan ingenua... Pero a la vez tan manipuladora y egocéntrica. Déjame hacerte mía.

Mis ojos captaron todo lo que él dijo mucho más rápido que mis oídos.

¿¡Hacerme suya!?

—Vamos, T/N... Yo sé tus experiencias... Sé lo que has vivido, y yo te comprendo... Sé mía, T/N...

¿¡Qué me está diciendo este loco!?

Yo no podía responder. Mi voz se quedó estancada en mi garganta, mi aire no entraba ni salía, simplemente me congelé, mirándolo a los ojos.

Él dió un paso hacia adelante y caí sobre la cama, y ahí volví a la realidad.

Se me estaba insinuando... Quiere tener sexo conmigo...

¡No, no, no, no y no!

Me alejé de él, lo más rápido que pude, hasta la cabecera de la cama.

La cama era muy blandita, mis tacones se enterraban al mattre.

Él se quedó parado allí.

Mirándome.

—Vas a consentir esto. Eres de suficiente edad.

—No. Se supone que usted es una autoridad. No debe insinuarse a sus estudiantes, mucho menos acosarme... Esto no está bien.

—Sí, pero...— se trepó sobre la cama y se acercó hacia mí, lentamente. —No es esto lo que deseas? Que alguien...con experiencia, te toque...?

No descansaré hasta que me odies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora