And no alarms and no surprises

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Era finales de enero, llevaba alrededor de cuatro meses en aquel internado. Aunque aún no se acostumbraba en su totalidad sentía que había encontrado un amigo en Chuuya; el cual, desde aquel día que lo vio en crisis y con un intento de autolesión, no hacía más que intentar sacarlo de su zona de confort y llevarlo a realizar actividades o siquiera salir a tomar el aire, justo como ahora que se encontraba llevándolo a una tienda de libros en la ciudad. Dazai renegó y se negó varias veces diciendo que prefería estar durmiendo o quizás terminando de escribir, pero él pelirrojo tomó su mano y comenzó a arrastrarlo al lugar.

Las calles parecían sacadas de algún libro clásico que llegó a leer, el cielo nublado y unas pequeñas gotas cayendo anunciando que llovería pero para su suerte o desfortunio ya habían llegado a la tienda. Al entrar, quedó maravillado al ver los enormes estantes de madera, las decoraciones y por supuesto la variedad de libros, desde clásicos hasta contemporáneos.

—¡Albatross!— Exclamó el pelirrojo sonriendo por lo que él castaño lo miro con detenimiento.

Un chico rubio de lentes bajó de una escalera, al parecer estaba terminando de acomodar unos libros.

—¡Hey, Chuuya! ¿Qué te trae por acá?

—Traje a un amigo a qué conociera el lugar, él es…— el castaño lo interrumpió

—Dazai Osamu, un gusto.

—Albatross, el gusto es mío.— Decía estrechando su mano.— Me sorprende que Chuuya traiga amigos aquí, casi no es de…¡Auch!

El ojiazul se había apresurado a golpearle el hombro y mirarlo de forma amenazante. Dazai solo rió un poco, al parecer su mal humor lo sacaba con todo el mundo. Le parecía maravilloso como siempre podía ser él mismo delante de todo mundo sin tener que fingir en lo más mínimo. 

—Bueno, bueno ¿Les gustaría dar un pequeño tour por la biblioteca o buscaban otra cosa en específico?— Cuestionaba Albatross con curiosidad.

—Yo solo vine por qué Chuuya me obligó…

Si las miradas matarán probablemente él estaría 6 metros debajo del suelo, por lo que no dijo más y ahora Albatross rió.

—Nos encantaría el tour, si no es mucha molestia.

—Claro, vengan por aquí.— dejó los libros en el estante y avanzó por un pasillo haciendo un ademán de que lo siguieran.



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Ambos chicos avanzaron hacía dónde él se dirigía mientras Chuuya tomaba la mano del más alto. Albatross les habló sobre la sección de libros de fantasía y distopías, dónde la decoración iba acordé al estante, colocando figuras de seres fantásticos, ciudades, entre otros elementos característicos de estas. Después pasaron a la sección de terror, se podían ver clásicos como Drácula o Frankenstein. El de ojos castaños estaba maravillado con esta sección, siendo específicos le encantaban las ilustraciones en las paredes. Finalmente después de pasar por apartados como el romance o libros de estudio, llegaron a la que sería su sección favorita durante un buen tiempo, los clásicos. Podía observar desde clásicos japoneses hasta ingleses, rusos, españoles, literatura universal en pocas palabras. Era casi el paraíso, "Si tan solo Odasaku lo viera". Ese pensamiento borró su sonrisa automáticamente.

Chuuya lo noto en parte pero no hizo ningún comentario al respecto, a pesar de ya haber convivido un par de semanas no había la suficiente confianza como para preguntarle acerca del motivo que lo atormentaba. Solo se quedaba ahí, esperando a que lo viera como un apoyo o hasta que se sintiera cómodo de hacerlo. Por su parte Dazai no podía tocar el tema sin quebrarse, aún era demasiado pronto. Ambos se sentaron en una de las mesas cercanas a los estantes.

No surprises - SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora