And such a pretty garden

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Su relación con Chuuya había progresado notablemente. Desde aquella noche sabían lo que sentían por el otro y aunque no se animaban a formalizar aún: se sentían bien con eso, solo disfrutando de su compañía mutua. Solían besarse de vez en cuando en los descansos o en momentos donde tuvieran privacidad. Pasaban sus recesos juntos simplemente charlando de libros, música, películas, videojuegos o de cualquier cosa realmente, no importaba el tema, mientras pudieran hacerlo. Las cosas iban demasiado bien a decir verdad: salían cada fin de semana, dormían juntos a veces. Todo parecía perfecto; hasta que recibió aquella llamada de su tío.

Había llegado el momento que más intentaba postergar, pero aunque fingiera que no pasaba nada o tratara de ocultarlo, ahí estaba. Su estancia en el lugar que tanto odiaba había finalizado antes de lo esperado. Sosteniendo el teléfono con las manos temblando, teniendo un nudo en la garganta terrible.

—Necesito que vuelvas, terminarás la preparatoria aquí en Japón y te alistaras para la universidad.— Declaró en un tono frío. Dazai no podía creer que hablaba en serio.

—¿Por qué lo decidiste de esa forma?, ni siquiera lo consultaste conmigo.

—Odias estar ahí, de igual forma te ibas a ir tarde o temprano, además de que no me conviene seguir costeando aquella escuela privada.— Era cierto, Mori tenía un punto y sobre dinero, el mismo sabía desde un inicio que no era conveniente para ninguna de las partes, sobre todo con lo malagradecido que había sido el último mes. —Tu vuelo sale en la noche, llegarás quizás a las 11:00 o 12:00 de la mañana.

Colgó, dejando al castaño bastante disperso sin saber qué hacer. Estuvo sin reaccionar por unos cuantos minutos. Una sensación agridulce en el pecho se hizo notar: Era lo que quería ¿No?, lo que más anhelaba desde que llegó a Londres era volver al país que lo vio nacer y que observó morir a su amigo, entonces, ¿Por qué el pecho no dejaba de dolerle?

Mori ya había programado el vuelo y Ango debía estar esperándolo; ni siquiera pudo hablarlo con Chuuya, ¿Qué le diría para evitar romper su pobre corazón?. Lágrimas comenzaban a salir mientras se negaba a que fuera alguien pasajero en su vida, pero se negaba a creerlo; lo amaba demasiado como para aceptarlo.

Había sido esa brisa o ese aliento que se tiene después del incendio, algo que lo tranquilizaba; pero que solo lo reconfortaba debido al acontecimiento de algo traumático. Sabía que no era cierto, pero lo repetía constantemente en su cabeza en un intento de mantenerse fuerte.

Sin importar cuanto dolía tenía que hacerlo, no habrían más sorpresas, no siquiera explicaciones de su parte hacia el pelirrojo...no habría absolutamente nada. De esa forma sería mucho más sencillo para ambos. Solo que, no contaba con que Chuuya entraría en la habitación en esos momentos.

—Chuuya...— Su mirada era de desconcierto total.

—¿Dazai?, ¿Qué estás haciendo? —Se le estaba partiendo el corazón solo de verlo y esa gran sonrisa que siempre lo caracteriza. —¿Por qué estás empacando?


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Chuuya se dirigía al cuarto: iba a comentarle a Dazai acerca de lo que acababa de pasar en la cafetería, ya que le parecía sumamente gracioso; no contaba con que al entrar a la habitación se encontraría con infinidad de cajas y la maleta del castaño: no entendía qué pasaba, él tampoco contestaba o decía algo.

El pelirrojo lo miró un tanto desconcertado.

—¿Irás de vacaciones a ver a tu tío?

El castaño sentía que su corazón se rompía en trizas con cada pregunta proveniente del ojiazul.

No surprises - SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora