Such a pretty house

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Eran finales de febrero, ninguno de los dos volvió a mencionar el tema de lo sucedido en casa de Dazai, hacía ya más de un mes. Sin embargo, la tensión era demasiado evidente al pasar tiempo juntos, un ejemplo de ello era cuando se tomaban de las manos por accidente y ambos sentían una corriente eléctrica a través de sus cuerpos. Cosas pequeñas que los ponían sumamente nerviosos como escuchar la voz del otro, verle sonreír, el contacto físico; ninguno lo admitiría pero era claro que estaban enamorados. Dazai quería decirle lo hermoso que se veía con esa gargantilla y Chuuya lo guapo que lucía cuando se peinaba el cabello detrás de la oreja. Ango lo notaba cuando salían (y aunque no había dicho palabra alguna), sabía que no eran solo simples amigos, incluso desde ese día.

El pelirrojo solía pasar sus mañanas en la biblioteca, cosa que Dazai agradece, ya que lo ponía sumamente nervioso pasar tiempo a solas con él. 

Pero todo sería distinto el fin de semana ya que Albatross quería ver a Chuuya, y él le había pedido que lo acompañara a ver a su amigo. No podía negarse, no podía negarle nada al pelirrojo. Así que terminando la escuela, se dirigieron a la biblioteca donde trabajaba él Rubio. Ninguno de los dos decía nada de camino, solo iban al lado del otro.

—¿Sabes por qué te citó albatross? —-Rompió el silencio que se volvía incómodo.

—Me dijo que me tenía un regalo. — El castaño lo miró intrigado

—¿Un regalo?, pero tu cumpleaños es en Mayo.

—Si…por eso también me parece raro. —Respondió Chuuya también extrañado.

—En fin, veamos que te tiene preparado…— Dazai le sonrió, el pelirrojo estaba hecho un manojo de nervios.



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Recorrieron las mismas calles de siempre y una vez llegaron, entraron a la librería, el rubio los saludo animado al verlos.

—¡Hola chicos! me alegra que estén aquí, ven Chuuya, tu regalo está afuera.

— ¿Afuera? — Ambos chicos dijeron al unísono y se sonrojaron, mientras lo miraban expectantes.

—Si afuera…

Los 3 salieron justo donde les dijo Albatross, había algo enorme cubierto por una manta y al quitarla Chuuya sentía que quería llorar. Era una moto roja: hermosa, justo como la que tenía.

—¡Tross esto es increíble!, pero ¿Cómo?. — El rubio sonrió recargándose en la pared.

—Lipman me ayudó, ¿Recuerdas que averié tu antigua moto, cuando me la prestaste?...

— Vaya que si, quería matarte… sigo sin saber cómo se estrelló y tú estabas ileso— Lo vió de forma molesta.

Dazai rió, no se podía imaginar a Chuuya tan molesto por su moto: debió estar hecho una furia, y este al escucharlo, solo le dedicó una mirada sería.

—¿Te gusta? La vi muy barata en la casa de empeño y quería reponerla, ¿Qué tal?

Chuuya abrazo a Albatross, mientras le agradecía, Dazai solo los miraba; se preguntaba cómo sería ser abrazado por el pelirrojo con la misma calidez con la que abrazaba a su amigo.

—Gracias de verdad es un gran regalo…

—¿Por qué no la pruebas?, compré dos cascos ya sabes para que lleves a Dazai también. —El rubio le guiñó el ojo y después recibió un golpe de un Chuuya bastante avergonzado.

Dazai estaba igual, sus mejillas estaban adornadas por un carmín que intentaba ocultar, Albatross solo rió un poco adolorido, era bastante obvio que ambos se gustaban. Les pasó los cascos; estaba a punto de anochecer, por lo que era el momento oportuno para probarla. Ambos chicos se despidieron de Albatross, no sin antes agradecerle todo lo que había hecho por ellos. Este les dijo adiós de forma animada disculpándose por irse tan temprano, pero tenía que terminar su turno.


No surprises - SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora