3. Ataque de sincorazón

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Shido y Rinne caminaron entonces hacia el instituto.

–Todo esto me resulta casi un sueño –dijo él–. Ser un personaje en un mundo de fantasía. Casi parece una de esas novelas isekai.

Rinne soltó una risita.

–Es comprensible. Haberte sacado de tu mundo de repente y haberte asignado esta misión no es algo fácil de procesar. Pero no temas, yo seré tu guía.

–Me alivia escucharlo, Rinne –le dijo–. Por cierto, hay algo que me gustaría saber, si no es indiscreción.

–Dime, si puedo te responderé –dijo la pelirrosa.

–En el canon que tengo conocido, tú solo apareces en videojuegos y eres alguien que hizo creer a Shido que eras su amiga de la infancia –dijo–. ¿En este mundo es igual?

Ella no pareció sorprendida por la pregunta.

–Lo cierto es que no. En este mundo sí soy de verdad la amiga de la infancia de Itsuka Shido –explicó–. Él y yo nos conocimos hace años, y al ser vecinos, nos volvimos muy cercanos. Kotori-chan también me conoce, por cierto.

Esto sorprendió al chico.

–¿Entonces no eres un montón de energía espiritual que tomó conciencia propia?

–No, no lo soy. Te puedo asegurar que soy de carne y hueso –le dijo–. Me llamo Sonogami Rinne, nací en esta ciudad, y en algún momento me convertí en una espíritu. En el punto de historia en que nos encontramos no lo sabían ni Shido ni Kotori-chan.

–Ya entiendo. Entonces, si sellara tus poderes, no desaparecerías, ¿verdad? –preguntó, recordando los tristes eventos del final del videojuego donde aparecía ella.

–Puedes estar tranquilo, eso no pasará –dijo sonriendo–. La verdad es que fue una sorpresa para mí descubrir que mi existencia en otros universos no es real. Esa llave espada me mostró información que me dejó sin palabras.

Eso tranquilizó al chico. Tenía miedo de que ella fuera borrada de la existencia. Al menos se alegró de estar en una variación de ese mundo donde ella pudiera llevar una vida real.

De repente, algo apareció ante ellos. Un grupo de doce criaturas oscuras.

            –¡Son sincorazón! –exclamó Shido alarmado

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–¡Son sincorazón! –exclamó Shido alarmado.

–Debe haberlos atraído la llave espada –dijo Rinne mientras movía sus manos–. Tenemos que encargarnos de ellos.

Al momento, apareció una cúpula que aisló el espacio donde estaban ellos del resto de la ciudad.

–¡Listo! Con esto podremos luchar sin temor a que ataquen a los ciudadanos o nos detecten del AST.

El Jugador y las EspíritusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora